La visión cortoplacista y la falta de memoria se están convirtiendo en dos males muy generalizados en nuestra sociedad, que empieza a tener consecuencias más que notables.
Pondré dos ejemplos de estos últimos días para la reflexión:
Si hace unas semanas todo el Sureste español bramaba por la sequía y la falta de caudales para riego, una vez que ha llegado el maná del Tajo-Segura que nos salva de morir de sed, nos olvidamos de que la próxima sequía está al acecho y miramos con indiferencia como el Ebro, cuyo trasvase se considera vital para nuestra tierra, tira al mar más de 2.200 hectómetros cúbicos e inunda miles de hectáreas, como pasó en 2015 y tantas otras veces. Además, losdestrozos del desbordamiento van a costar una pasta en indemnizaciones. ¿No sería bueno abrir en ese justo momento el debate, con intensidad y argumentos, sobre la necesidad de completar las infraestructuras hídricas de
Aragón y construir una canalización para transferir a Levante los excedentes de estas crecidas, que llenaría nuestros embalses?
Hemos perdido una magnífica oportunidad.
El segundo ejemplo tiene que ver con la marcha de la presidencia del Patronato del Misteri de mi amigo Fernando García, cargo que ha ocupado durante seis años, que arrancaron con una de las crisis institucionales más profundas que se recuerdan en esa casa y a quien le ha tocado vivir la travesía del desierto económico de la crisis, a la que ha hecho frente con mucho trabajo, una voluntad encomiable y muy poca ayuda dentro y fuera de la Festa.
En su despedida parece que el único mérito reconocible es su capacidad dialogante.
Creo sinceramente que se ha perdido una buena oportunidad de darle a Fernando el reconocimiento que se ha merecido por su intensa labor y amor a
la Festa, y de esta manera empezar a reforzar la moral y la proyección del Misteri, porque como diría el escritor estadounidense William Arthur Ward: “Sentir gratitud y no expresarla, es como envolver un regalo y no darlo”.