El urbanismo feminista
La arquitecta y madre ilicitana Patricia Ibarra destaca la importancia de la perspectiva de género para redefinir nuestras ciudades
Reflexionando sobre los últimos acontecimientos que se dan en el centro de Elche, se abre un debate claro y conciso sobre la forma en la que está pensado y desarrollado el espacio en el que vivimos. El urbanismo es clave en el desarrollo de la manera en que habitamos nuestras ciudades, la configuración de los espacios, las actividades que se realizan y cómo accedemos a ellos.
Nuestra ciudad es un reflejo de las características sociales y económicas de cada tiempo y condicionará el uso, la economía y las experiencias sociales de épocas futuras. En este momento crucial, tanto a nivel social como económico, nos asaltan dudas sobre la disfunción de la actividad en nuestro centro.
¿Facilita nuestra ciudad a sus habitantes la conciliación de la vida personal? ¿Está Elche pensada para una sociedad capitalista? ¿Se encuentra desarrollada en torno a un rol de género? La comunidad se encuentra dividida en dos grandes esferas de la vida cotidiana: la productiva, con actividades relacionadas con la producción de bienes y servicios con una remuneración económica asociada; y la reproductiva, asociada a actividades no remuneradas como el cuidado de otras personas, proporción de vivienda y alimento.
Cada una de las esferas usa y tiene una experiencia diferente de acuerdo con los diferentes papeles, responsabilidades, formas de usar la ciudad, recorridos y necesidades. La esfera productiva suele estar representada por un porcentaje mayor asociado al género masculino mientras que la esfera reproductiva, como su propio nombre indica, está representada en su mayoría por el género femenino.
El urbanismo de nuestra ciudad necesita ser repensado según la integración de la perspectiva de género, sobre todo los espacios y la movilidad entre ellos, lo que significa priorizar la movilidad peatonal necesaria para facilitar la actividad de la esfera reproductiva (escasamente tenida en cuenta).
Entonces es cuando el barrio, como tal, se convierte en elemento primordial e inmediato donde llevamos a cabo las actividades correspondientes a esta segunda esfera. Lo que está claro, es que un amplio porcentaje de la población actual participa de ambas divisiones ocupando la mitad del día. Es por ello que Elche necesita responder y satisfacer a ambas esferas por igual, situando siempre al ciudadano en el centro del estudio para repensar cada lugar y para ser capaz de sacar todo el partido a aquellas áreas de oportunidad que posee el territorio ilicitano.
Es precisa una puesta en valor de la esfera reproductiva y para ello es necesario garantizar al habitante una ciudad segura por donde poder caminar y desplazarse con tranquilidad, sin temores; con una red de transporte y recorridos accesibles entre los diferentes espacios asociados a la esfera PRODUCTIVA evitando una inversión considerable en tiempos y desplazamientos.
Será básico para nuestro desarrollo ser conscientes de la difícil realidad de la vida cotidiana y de la diversidad de actividades que conlleva. Para ello, los únicos protagonistas somos todos y cada uno de los habitantes de esta ciudad con tan amplio abanico de áreas de oportunidad. Es necesario potenciar su desarrollo en una única dirección en la que toda la diversidad ilicitana tenga cabida.