Dar por sentado
José Manuel Noguera, profesor de Periodismo en la UCAM, destaca la figura de Nino, máximo goleador histórico del Elche CF, y pone en valor el mérito del delantero almeriense, con sus 132 goles en competición oficial y 39 años a sus espaldas
Decía Carmen Martín Gaite que “lo raro es vivir” y no le faltaba razón. Damos por sentado demasiadas cosas en nuestro día a día. Hechos que deberían fascinarnos pero que, a fuerza de verlos a diario, pensamos que son normales. Y no lo son. Son milagros sostenidos en el tiempo que deberían ser nuestra gasolina vital en lugar de nuestra anestesia. Damos demasiadas cosas por sentado.
Nino hizo un doblete en Lugo. Lo hizo con 39 años, en tres minutos, y si me dijeran que también lo hizo con el brazo izquierdo atado a la espalda o a la pata coja pensaría que es normal, como si lo fuera hacerlo con 39 años o en apenas tres minutos. Y con ese doblete suma 132 goles con el Elche CF, convirtiéndose en el mayor goleador de toda la historia del club. Lleva 23 años seguidos marcando goles (dato de David Marín) y yo no consigo nunca hacer pilates durante más de seis meses.
Desayunar un domingo chocolate con churros con tus abuelos. Parece normal pero no lo es, un día se acaba. Levantarte y estar sano, acostarte y seguir sano. Parece normal pero no lo es. Llegar al Martínez Valero y que ahí esté Juan Francisco Martínez Modesto ‘Nino' preparado para jugar. Parece normal.
Por el gol de Melilla, por el del Sporting B (el de casa), por el otro gol del Sporting B (el de Mareo), por el segundo en Lugo o por alguno de los otros 128 goles, Nino es una leyenda que podría haberse permitido dejar de correr hace unos cuantos años. Pero ahí sigue, como si tuviera que ganarse un puesto. Ganándose el puesto, de hecho.
Y como parece normal pero no lo es y no sabemos cuánto va a durar este milagro sostenido en el tiempo, el próximo partido del Elche CF lo voy a dedicar sólo a mirar a Nino. Cuando se desmarque y reciba, cuando se desmarque y no se la den, cuando la recupere, cuando la pierda, cuando haga falta, cuando se la hagan, cuando proteste y cuando se calle. Me perderé detalles del partido como el resultado final, pero a cambio tendré la radiografía completa de cómo late y vive en el césped el jugador más memorable que he visto nunca en un terreno de juego. No daré por sentado que puedo verle en el siguiente partido, le miraré como si fuera el último. Igual que él corre en cada uno como si fuera su último partido.
Damos demasiadas cosas por sentado. Hechos que tendemos a dar por normales y que pensamos erróneamente que van a durar siempre. Deberíamos ir en masa el sábado al Martínez Valero porque los milagros sostenidos en el tiempo de repente un día, sin avisar, dejan de producirse y te dejan sólo con el recuerdo. Y ese recuerdo que te acompaña está muy bien, pero no es lo mismo.
José Manuel Noguera es profesor de Periodismo en la UCAM