Lo esencial es invisible
José Manuel Noguera, profesor de Periodismo en la UCAM, opina en Onda Cero Elche sobre la actualidad del Elche CF
De entre las cosas que uno hace un sábado por la noche cuando tiene un niño de tres años, una de las mejores es ver El Principito en la tele. La vida. Una noche estás saliendo pensando que eres el rey, pestañeas un segundo –quien dice un segundo dice diez años- y al rato estás en tu casa viendo El Principito, con tu niño de tres años un sábado por la noche. Yo temía que verlo a esa edad fuera muy pronto para él, pero lo que de verdad me aterraba era que fuese muy tarde para mí. Ahora, con treinta y tantos, voy y me entero de que lo esencial es invisible para los ojos. A buenas horas.
Pero si has estado en un campo de fútbol durante un tiempo es algo que sabes de sobra. Porque asistes a un espectáculo que carece de toda lógica visible, que se vende como el mayor de los despropósitos donde nada es predecible y ahí está su encanto. Y tú, que añoras la nostalgia de cuando salías por la noche pensando que eras el rey, quieres creerlo aunque sabes que no es verdad. Lo que pasa es que lo esencial del fútbol es invisible a los ojos. Pero está ahí, en los vestuarios, en el banquillo, en la grada y en la tribuna, no necesariamente en ese orden pero está ahí. Invisible a los ojos pero pesado como una losa, o como un rodillo cuando viene bien dadas.
Lo esencial es que casi sin darnos cuenta tenemos al mismo entrenador por tercer año consecutivo, en una categoría donde se han cargado ya a siete entrenadores cuando se llevan disputados diecisiete partidos. Vamos a repetirlo: Siete en diecisiete partidos. Un entrenador en tres temporadas.
Lo esencial es ese vestuario donde nadie suelta una palabra más alta que otra por una suplencia, donde los trapos sucios se lavan en casa y donde da la impresión que se ha cuidado mucho el perfil personal y no solo deportivo de cada jugador. Aviso a navegantes para los próximos cambios en el vestuario: no tocar si no está roto.
Lo esencial es no volver a hipotecar el futuro del club por 800.000 euros. La gestión más vergonzante en la historia reciente franjiverde y antesala de lo que ocurrió un par de temporadas después.
A estas horas puede que Bragarnik sea ya el nuevo propietario del Elche CF. Se hablará entonces mucho de fichajes, de revoluciones y de grandes aspiraciones –las que merece un club como este, claro-. Pero lo esencial seguirá siendo lo mismo: no ir por la categoría pensando que eres el rey cuando a lo máximo que puedes aspirar es a ver en tu casa desde el sofá El Principito, un sábado por la noche.