“Hay una disonancia entre las ventas de ‘fast fashion’ y la moda sostenible”
La fundadora de la marca Nuoo Clothing, creadora de ropa ética, desaprueba el modelo de negocio de tiendas 'quemarropa'
Pilar Bermúdez Nieto (Elche, 1981) vive en Barcelona y lleva a cabo la producción de su proyecto de ropa sostenible Nuoo Clothing en España. Su formación en Publicidad y Marketing, junto con un máster en diseño de moda, ha definido su trayectoria profesional. Con una idea de comercio similar y previa en La Segunda Planta, marcó una tendencia de colecciones orgánicas e innovadoras. Ha presenciado las estrategias de las empresas textiles desde su trabajo. La moda ecológica en la que ella cree es una realidad desconocida. Sus valores humanos aprendidos en casa aportan un grano de arena en lo que le gusta.
¿La moda sostenible solo presta atención al impacto medioambiental?
En su concepto amplio, tiene dos vertientes: la medioambiental y la personal. No se puede entender una moda sostenible sin el factor humano porque se dirige a las personas que la trabajan. Cuando las tiendas se plantean hacer colecciones con la etiqueta eco, pueden usar un material medioambientalmente más sostenible. Pero si en su fabricación no se tienen en cuenta las condiciones laborales de quienes las trabajan, deja de ser sostenible.
¿Cuáles son las limitaciones de la slow fashion desde el punto de vista de la producción?
Hay dos tipos de dificultades muy importantes: los recursos y la capacidad de producción. Los materiales sostenibles y la producción local son económicamente menos accesibles. Luego, hay determinadas técnicas y acabados a los que no puedes acceder por ser un negocio pequeño.
¿Reconoce el trabajo de alguna personalidad de la moda sostenible en particular?
Sí, Stella McCartney es un referente para mí. Aborda la sostenibilidad, no por ponerse la medalla en usar un tipo de tejidos, sino por su conciencia de replantearse la cadena de suministros, aprovechar los recursos y minimizar los residuos que genera.
¿Defiende el modelo de negocio de las cadenas de ropa que no comparten su ética de trabajo?
No defiendo el modelo de negocio de la fast fashion si consiste en la sobreexplotación de recursos y personas, además de quemar ropa. Yo apuesto por prendas con las que te identificas, con significado y un referente. La facturación de las grandes cadenas crece cada año y esto provoca una disonancia entre la moda sostenible que se crea un espacio y las ventas de fast fashion.
¿Qué opinan los productores de los materiales orgánicos que usted compra en cuanto a su tratamiento y confección?
Son productos de muchísima más calidad en comparación con los que antes confeccionaban. En los últimos dos años, los productores se han puesto las pilas. Antes, la oferta de materiales como el algodón orgánico era muy básica y, ahora, puedes encontrar muchas texturas con las que trabajar.
A partir de su página web y blog, se ve que ha participado en proyectos relacionados con el medio ambiente. ¿Hasta qué punto está involucrada con el movimiento ‘Yo hice tu ropa’?
Visibilizar a la gente detrás de lo que estás consumiendo dificulta llegar a un punto de explotación porque les pones cara, hablas con ellos… Si se deslocaliza y se deja de ver a las personas, es más fácil volverse déspota y negociar. Comunicar que la ropa de Nuoo está hecha por personas reales enseña cómo cuidar a la gente.
¿La gente que compra de manera compulsiva puede ser consciente de lo que está alimentando?
Por un lado, no saben lo que hay detrás y, por otra parte, no lo quieren ver. Los consumidores me han argumentado que no tienen dinero para comprar la ropa más sostenible. En realidad, si haces la reflexión, adquieren menor cantidad por mayor calidad. La gente no quiere renunciar al efecto acumulación, lo tendrán que hacer porque la situación es insostenible.
Según el criterio de los consumidores, ¿la moda sostenible es una estrategia para encarecer costes?
Según las grandes empresas, añadiría. En la moda sostenible, se pueden utilizar métodos más limpios como el cultivo de algodón orgánico sin pesticidas para no degradar la tierra. El coste de estas prácticas es más elevado. El greenwashing, por el contrario, es comunicar la venta de productos sostenibles cuando no lo son. Esto sí es una estrategia.
En el pasado, la población vestía a medida y no existía esta red de comercio. ¿Por qué la gente cuestiona el trabajo a mano y rechaza pagar el precio del valor de estos productos?
Cuando se democratiza la moda, las clases populares pueden comprar ropa y no hacérsela a medida. A raíz de prêt-à-porter y la Revolución Industrial, la ropa es más barata y rápida. Es una cuestión de valor social porque no se reconoce el trabajo que llevas puesto. Tiene que haber una convicción personal en la que valores la ropa a medida.
¿Es viable normalizar actos como el comer productos ecológicos, reciclar o clasificar los residuos y vestir con materiales orgánicos?
A día de hoy, es un estilo de vida. Debería de ser algo generalizado pero la gente adopta esas acciones constantemente. Si se normalizase, sería por norma. Es una utopía porque no habría clasificación entre productos orgánicos y los que no lo son.
¿Cómo se desarrollará el pensamiento de la sociedad en un futuro en torno a la moda?
La moda sostenible se va a consolidar como una opción del mercado. Es un punto de no retorno y va a evolucionar a proyectos más interesantes. En cuanto a la fast fashion, sin regulación legal, va a permanecer trabajando así.