Lo consideran “innecesario, insostenible y perjudicial”

Margalló-Ecologistes en Acció y la Asociación por el Desarrollo Rural del Camp d’Elx rechazan el traslado de la depuradora de Algorós

Ambos colectivos abogan por una reforma y modernización de las actuales instalaciones para acabar con los malos olores

David Alberola García

Elche |

Margalló-Ecologistes en Acció y la Associació per al Desenvolupament Rural (ADR) del Camp d’Elx se han posicionado en contra del trasladado de la depuradora de Algorós, que es un proyecto que consideran “innecesario, insostenible y perjudicial”.

El Ayuntamiento de Elche ha proyectado el cambio de ubicación de esa instalación para erradicar las molestias, en forma de malos olores, que provoca en amplias áreas de la ciudad.

Sin embargo, ambos colectivos consideran que el traslado que se pretende acometer es “innecesario” ya que podría evitarse acometiéndose “una reforma y modernización de las actuales instalaciones”, optándose por la implantación de “la utilización de procesos de tratamiento para la eliminación de nitrógeno y fósforo” y por “tratamientos terciarios de microfiltración, tecnología que ya por aquel entonces estaba disponible”. Con ello, según mantienen Margalló y ADR, desaparecerían prácticamente los problemas por malos olores y se produciría “una mejora sustancial de la calidad del agua efluente”.

ADR y Margalló sospechan que la intención es trasladar la estación depuradora unos kilómetros más al sur del municipio, más cerca del río, lo que perjudicaría “de manera importante” a una de las zonas del Camp d’Elx “más fértiles” elevando el coste del agua que usan las comunidades agrarias de la Acequia Mayor del Pantano, la Acequia de Marchena y del Assut dels Moros, según ha afirmado Adolfo Quiles es miembro de Margalló Ecolgistes en Acció.

Tanto ADR como Margalló critican las declaraciones efectuadas por el alcalde de Elche, Carlos González, en las que justificaba el posible traslado “por haber quedado las actuales instalaciones insertadas en el barrio del Plá, convirtiéndose en un problema urbano”.

Para los dos colectivos denunciantes, “afirmar que una instalación que dista casi un kilómetro queda insertada en el casco urbano es un auténtico disparate que sólo puede explicarse por la existencia de intereses especulativos en la zona”.