Ochenta y un años después de su muerte, Elche recupera los primeros restos exhumados de una víctima por fusilamiento durante el Franquismo. La familia de Antonio Marcos Jacobo asistió ayer al encuentro organizado por la Concejalía de Memoria Democrática de Aspe en el que se entregaron las urnas de tres víctimas identificadas de la Dictadura y al que asistió la Consellera de Calidad Democrática y Participación Ciudadana, Rosa Pérez, en su último acto al frente del cargo.
Marcos Jacobo es el primer ilicitano que podrá descansar en paz en el Cementerio de Elche tras haber sido identificado su ADN mediante cuatro familiares directos, sus sobrinos Vicente, Juana, Marga y Ana, todos ellos residentes en Elche. Misma situación para Antonio Navarro Canicio, natural de La Romana, y José Córdoba Moya, de Torrevieja.
Antonio Marcos Jacobo figura en las crónicas con el segundo apellido De Dios por haber tenido que cambiarlo por cuestiones de la época (Jacobo significa en hebreo "a quien Dios protege" y de ahí ese apellido). Acababa de cumplir los 18 años cuando fue arrestado por el Franquismo. Junto con dos amigos, en plena posguerra, fue capturado por entrar a coger comida en una finca del campo, en una época en la que el hambre y las hostilidades derivadas de la Guerra Civil eran el caballo de batalla de cada día.
Antonio Marcos Jacobo fue identificado en la prisión de Alicante como familiar de un socialista que huyó a Francia tras la guerra. Cuando una tarde Antonia, su madre, fue a llevarle comida, como acostumbraba todos los días, los guardas, entre risas, le dijeron que “ya no volviera más, que la comida ya no le iba a hacer falta”. Murió fusilado en Alicante el 12 de febrero de 1942.
Hasta que fue arrestado, Antonio Marcos trabajaba en una fábrica de mármol haciendo piedra artificial. Como en otras muchas familias, el profundo dolor de esta muerte fue tan hondo como el silencio que guardaron sus seres queridos. Las consecuencias de la guerra era un tema tabú en el hogar de cada uno de ellos. Sus padres, Manuel Marcos Rodríguez y Antonia Jacobo Mira, no tuvieron más remedio que asimilar su muerte para sacar adelante al resto de sus hijos: María, Mercedes, Manuel, Vicente, Francisco y Concha. Todos ellos vivían en el número 2 de Cristóbal Sanz, en el edificio Yate, junto al Cine Central de Elche.
Las dos hermanas mayores, María y Mercedes, se quedaron a vivir en Francia, hasta donde habían viajado para hacer la vendimia. Los tres hermanos -Manuel, Vicente y Paco- se quedaron en Elche, junto a su hermana Concha, para dedicarse al calzado. Vicente trabajó en Paredes durante muchos años hasta que la empresa cerró y se retiró cuidando de una pequeña granja. Paco era el encargado de Vulcanizados Ibarra, donde después trabajó su hija mayor y alguna sobrina.
Precisamente, sus sobrinas Juana, Marga y Ana fueron las que se sometieron hace un año a los análisis de ADN, junto al hijo pequeño de Vicente, para confirmar que los restos eran de su malogrado tío. Todas las pruebas resultaron positivas. Los restos de Antonio Marcos Jacobo fueron localizados en la Fosa XXXIII del Cementerio de Alicante, gracias a la iniciativa de la Asociación de Familiares de los Represaliados por el Franquismo del Cementerio de Alicante.
A ese camino también se ha sumado la colaboración de la Concejalía de Memoria Democrática de Aspe, ahora encabezada por la edil Aroa Miralles, para seguir con el trabajo del área de Memoria Democrática, iniciado en 2021, para la exhumación e identificación de represaliados por la Dictadura. Para iniciar el proyecto contaron con el historiador aspense José Ramón García Gandía, de la Asociación Cultural 'Cinco Ojos', que fue clave en la solicitud de las ayudas para exhumar los cuerpos de 22 fusilados de Aspe, localizados en las Fosas XX y XXXVI de Alicante.
Por el momento, sólo se han podido identificar tres cuerpos, aunque ninguno de ellos era de Aspe. El acto se celebró este pasado 12 de julio, un día antes de la Investidura del nuevo gobierno valenciano formadopor PP y VOX, y que podría hacer desaparecer la Conselleria de Memoria Democrática. El Ayuntamiento de Aspe seguirá trabajando para poder identificar al mayor número de cuerpos, con el apoyo de asociaciones de víctimas del franquismo e instituciones públicas.
"Ha pasado mucho tiempo, pero seguimos en la retaguardia y debemos continuar luchando por la democracia y por los derechos de las personas, alejados del fascismo"
Aroa Miralles, concejala de Memoria Democrática de Aspe, licenciada en Historia y Máster en Arqueología y Gestión del Patrimonio, asegura que durante los próximos cuatro años seguirán defendiendo el tema de las exhumaciones: "Queremos hacer algo como nuestros compatriotas hace más de 80 años, luchando por la democracia, la libertad de las personas y sus derechos como seres humanos". "Ha pasado mucho tiempo, pero seguimos en la retaguardia. Los descendientes de esas personas que estuvieron en la Guerra debemos seguir peleando por la democracia y los derechos de la gente. En definitiva, por tener una vida digna alejada de los fascismos y de coartar las libertades de las personas".