Este viernes se cumplen cinco años desde que la pandemia del covid-19 provocaba la declaración del estado de alarma y con ello el inicio de un confinamiento que acabó siendo global, afectando a toda actividad salvo aquella que se consideró esencial, que fue decretado como medida extraordinaria para proteger al conjunto de la población de la expansión del virus.
El virus no ha desparecido, pero las vacunas e inmunización creada a partir de ellas frente a él ha provocado que el Sars-Cov-2 haya pasado a ser uno más de la amplia lista de microorganismos con los que la ciudadanía convive a diario.
La covid-19 dejó en Elche más de 300 personas fallecidas y una cifra superior a los 65.000 enfermos diagnosticados durante las distintas olas de la pandemia.
Además, a día de hoy, más de cinco años después de que el virus se detectara, son muchos los ciudadanos y ciudadanas que aún arrastran los efectos de la enfermedad que provoca. Es lo que se conoce como covid persistente y, según se ha conocido este viernes, en el departamento de salud Elche-Hospital General, que asiste sanitariamente a la mitad de la ciudad ilicitana y al municipio de Santa Pola, hay diagnosticados con ese covid persistente unas 200 personas.
En torno a esa situación son muchas las investigaciones que se han realizado en los últimos años y en alguna de ellas, basándose en los síntomas reportados por los participantes en el estudio y sus historiales médicos, se ha llegado a identificar hasta tres subtipos clínicos de covid persistente, que se clasifican en función de si los síntomas son neurológicos y musculoesqueléticos; respiratorios; o graves con involucración de múltiples órganos.
Asimismo, hay trabajos científicos que apuntan que tras superar una infección inicial por Sars-CoV-2, algunas personas desarrollaron ese covid persistente, que se puede manifestar con síntomas que continúan durante al menos tres meses, incluyendo manifestaciones respiratorias, neurológicas, digestivas o generales, como fatiga y agotamiento.