Después de un esfuerzo inmenso estás en tiempo de prolongación y la única forma que el Real Madrid encuentra de ganarte es un disparo pornográfico de Benzema en el minuto 91, tras un pase de Rodrygo también sólo para adultos. Antes, Zidane tuvo que quitarle a Modric y Kroos su descanso planificado para desactivar el cortocircuito que Escribá había provocado. Todo eso y más tuvo que hacer el Madrid para ganarle al Elche en la prolongación.
Acabado el partido, como si no fuera suficiente con pasar el mal trago, llega la ola de analistas a tiempo parcial que nos explican en qué nos hemos equivocado para no empatar en Madrid. Algunos incluso hablan de para no haber ganado. Un medio que no tapó, un central que no saltó y un entrenador que hizo cambios, o que no los hizo, da igual. Hay que buscar culpables siempre.
Pero miren ustedes, después de un año justo de pandemia, lo que menos me pide el cuerpo es buscar culpables. Es muy cansado este tiempo de reproches, de policías de balcón y de Twitter. Gente acusando a gente de no cumplir con su obligación porque los primeros saben que siempre cumplen y sospechan que los segundos no lo hacen. Yo no tengo, después de un año de estado de alarma, ni fuerzas ni ganas de acusar a nadie de nada. Bastante tengo con no acusarme a mí a diario.
No me fío de esa gente que siempre está segura de haber cumplido con todas las reglas sin excepción. Es la misma que cuando no las cumple nunca lo dice. Y la culpa siempre es de los demás. Me recuerdan a la generación que predica un discurso que podríamos llamar Operación Triunfo y que está basado en dos falsos consejos: “Venga, que tú puedes con todo” y “si te esfuerzas lo conseguirás”.
Pensar que darlo todo es una garantía de éxito es un rasgo muy peligroso de esta generación Operación Triunfo, a la que todos parecemos deberle algo porque, claro, ellos lo “dan todo” y alguien les tiene que compensar por ello. Y no. Darlo todo no garantiza nada, es una obligación que tienes, sobre todo con los que han trabajado para que tú puedas estar hoy ahí, con la posibilidad de darlo todo. La vida no te debe nada y el fútbol tampoco, así que disfrútalo mientras dure. Todos nuestros problemas en el fútbol vienen de pensar que el fútbol nos debe algo.
“Gracias por esta oportunidad y no te preocupes que no te voy a defraudar, voy a darlo todo y voy a conseguirlo, porque para mí fracasar no es una opción”. Lo he escuchado en influencers y estrellas televisivas, pero también en estudiantes y en la barra del bar. Relájate, tómate algo y descansa, porque para ti perder no será una opción pero para todos los demás es algo con muchas probabilidades de que ocurra. Y me da igual que lo des “todo”, lo que me importan son los resultados, que trabajes bien. Hemos glorificado demasiado trabajar mucho, al punto de que esto sirva incluso de coartada para un resultado mediocre. Lo que hay que hacer es trabajar mejor.
Volviendo a la búsqueda de culpables. ¿La habría enganchado de forma tan pornográfica Benzema si Escribá no mete dos centrales más al final del partido? Igual no, pero entonces nos habrían podido marcar de cabeza y diríamos que por qué no metió dos centrales más para cerrar el juego aéreo. Para el que cree que darlo todo es garantía de éxito, siempre hay que buscar culpables.
Darlo todo no es algo que merezca un premio, es tu obligación porque forma parte de las cosas que sí controlas. Nos gusta pensar que controlamos los resultados de nuestras acciones pero no es así, controlamos nuestras acciones, pero no sus resultados.
Ahora tenemos la certeza de que desde Edgar Badia a Lucas Boyé, además de darlo todo, están trabajando bien. ¿Les va a dar eso para lograr el objetivo? Vistos a los demás equipos, creo que sí, pero también sería importante hacernos a la idea de que igual no. De que a veces, en el fútbol y en la vida, lo das todo y no consigues el objetivo. ¿Y sabes qué? Que no pasa nada, no estás en Operación Triunfo.
José Manuel Noguera es profesor de Periodismo en la UCAM