Sucesos

La Guardia Civil de Santa Pola interviene en Elche 36.900 juguetes importados sin pasar los controles de calidad y seguridad

También se han inspeccionado establecimientos en Monforte del Cid, Sax, Crevillent y Santa Pola

David Alberola García

Elche |

La Guardia Civil de Santa Pola interviene en Elche 36.900 juguetes importados sin pasar los controles de calidad y seguridad.
La Guardia Civil de Santa Pola interviene en Elche 36.900 juguetes importados sin pasar los controles de calidad y seguridad. | Guardia Civil

La Guardia Civil de Santa Pola ha intervenido en Elche 36.900 de juguetes introducidos en España de manera irregular y que no cumplían las medidas de seguridad exigidas para esos productos.

La actuación se ha desarrollado en el establecimiento de una sociedad mercantil dedicada a la importación y en el marco de una campaña contra la falsificación, el contrabando y la seguridad de los consumidores.

Al paraguas de esa iniciativo, en los últimos cinco meses, desde el mes de octubre del pasado año, se han inspeccionado una veintena de comercios en ocho municipios de la provincia. Entre ellos, Monforte del Cid, Sax, Crevillent, Santa Pola y Elche. Asimismo, se ha actuado en locales de Alicante, San Vicente del Raspeig e Ibi.

En las inspecciones llevadas a cabo, se han intervinieron más de 47.700 juguetes, procedentes sobre todo de China, Taiwán y Estados Unidos. La actuación en el establecimiento de Elche es la última que se ha realizado hasta el momento y en la que se ha incautado un mayor número de productos, las 36.900 citadas.

Las inspecciones han sido ejecutadas por la Patrulla Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil de Santa Pola y, según se ha destacado desde el instituto armado, “los responsables de las infracciones administrativas de contrabando y seguridad se pueden enfrentar al cierre del establecimiento o la suspensión del ejercicio de la actividad”, así como a multas de hasta un millón de euros.

Riesgo para la salud de los niños

Desde la Guardia Civil se ha recordado que la compra de ese tipo de productos que entran en el país al margen de los preceptivos controles puede conllevar un riesgo para la salud de los niños ya que suponen una amenaza de asfixia por piezas de tamaño inadecuado, mal ensambladas o pueden incluir componentes químicos perjudiciales para la piel.