‘Quimiclatge’. Así se ha bautizado el nuevo equipamiento tecnológico creado por el Centro Tecnológico del Calzado – Inescop de Elda merced al que las empresas del sector calzado van a tener la posibilidad de sumarse a la economía circular, aumentando su competitividad a través de la innovación.
La consellera de Innovación, Industria, Turismo y Comercio, Nuria Montes, junto al director general de Innovación, Jerónimo Mora, ha inaugurado este viernes en las instalaciones de INESCOP un demostrador del equipamiento desarrollado.
El dispositivo mejora la sostenibilidad de un sector industrial como el zapatero en el que su producto principal, el calzado, está compuesto por más de 40 tipos diferentes de materiales cueros, textiles, metales, cauchos, espumas, entre otros), lo que supone un reto para la recuperación de sus residuos tras su periodo de vida útil.
Hasta ahora, el reciclado mecánico es el método más empleado para la recuperación de los materiales. Sin embargo, según ha explicado Elena Orgilés, subdirectora de Materiales y Tecnologías Avanzadas de Inescop, “ese tipo de reciclado no llega a romper los enlaces químicos, y, por tanto, no todos los materiales pueden reciclarse al 100 % mecánicamente”.
Además, el nuevo dispositivo permite a las empresas completar el reciclado mecánico con el químico, favoreciendo la transición de la industria desde una economía lineal hasta una economía circular.
De residuo de calzado a materia prima
Según se ha explicado desde Inescop, ‘Quimiclatge’ emplea las técnicas más efectivas de reciclado químico adaptadas a la industria del calzado.
Utilizando diferentes técnicas como la glicólisis se puede reciclar el poliuretano y obtener nuevos polioles para realizar nuevas síntesis de poliuretano, al tiempo que mediante la hidrólisis enzimática se recupera la proteína de los residuos del cuero y, a partir de esta, se pueden obtener bioestimulantes para su aplicación en forestación y agentes recurtientes para el cuero.
Por otro lado, a través de la pirólisis, los residuos del caucho se pueden revalorizar consiguiendo tres productos de valor añadido: negro de humo, que se pueden emplear como pigmentos o como refuerzo en la fabricación de suelas de calzado; aceites pirolíticos, empleados como biocombustibles o en la síntesis de nuevas materias primas y una fracción gaseosa, utilizada como fuente de energía para el proceso pirolítico.