Guillermina López-Bendito, investigadora del Instituto de Neurociencias, que es centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha accedido a una subvención de 2,5 millones de euros, procedente del Consejo Europeo de Investigaciones, para estudiar cómo se forman los circuitos sensoriales durante el proceso de desarrollo del cerebro.
Según se ha explica este martes desde el CSIC, el objetivo del estudio que encabeza la investigadora de la UMH es comprender los principios del desarrollo de los circuitos sensoriales para trata de arrojar nueva luz sobre la posibilidad de reparación del cerebro (plasticidad) ante defectos sensoriales.
El proyecto no solo es importante para comprender cómo percibimos los objetos a través del tacto, cómo vemos, o cómo oímos, sino también para identificar posibles ventanas de vulnerabilidad, en las que fallos en los programas de especialización de los sistemas sensoriales contribuyan a enfermedades del neurodesarrollo que correlacionan con un mal procesamiento sensorial.
Esa financiación, incluida dentro del pilar de Excelencia del programa de investigación e innovación Horizonte 2030, permitirá a la Guillermina López-Bendito desarrollar a lo largo de cinco años una investigación para “determinar el papel de los patrones de actividad espontánea del cerebro en la adquisición de identidad de las cortezas sensoriales y la plasticidad a largo plazo”.
Esa línea de investigación se fundamenta en una tecnología novedosa generada por el laboratorio de la doctora López-Bendito con la que se puede estimular las vías sensoriales en el embrión de ratón y registrar la actividad en las cortezas cerebrales prenatales e inmaduras. Utilizando esta tecnología, el grupo descubrió que el sentido del tacto se activa en el cerebro antes de nacer gracias a la actividad espontánea del tálamo, que actúa como un simulador de sensaciones que pone a punto este sentido.
Ahora, Guillermina López-Bendito quiere tratar de averiguar cómo los circuitos sensoriales en desarrollo adquieren su identidad en una modalidad sensorial concreta y si esa identidad aparece desde el principio o la adquieren más tarde. En este proceso se van a centrar en la función de la actividad espontánea: actividad neuronal independiente de estimulación externa.
“Lo que queremos saber es si los sistemas sensoriales se generan ya especificados, o especializados, a su modalidad sensorial (tacto, oído o vista) o si la especialización la adquieren durante la vida posnatal”, ha explicado la doctora López-Bendito que también ha afirmado que “esa cuestión no solo es importante para comprender cómo percibimos los objetos a través del tacto, cómo vemos, o cómo oímos, sino también para poder identificar posibles ventanas de vulnerabilidad, en las que fallos en estos programas de especialización de los sistemas sensoriales contribuyan a enfermedades del neurodesarrollo, como autismo, dislexia, epilepsia o esquizofrenia, que correlacionan con un mal procesamiento sensorial”.