Quedan seis jornadas de Liga en las que el Elche se juega la permanencia en Primera División. Seis partidos que también pueden suponer la cuenta atrás de la exitosa carrera deportiva de un icono y leyenda en activo del club como es Nino. El delantero y capitán franjiverde está viviendo una temporada atípica para él, sin apenas oportunidades para jugar minutos de valor en este curso en Primera División.
Cerca de cumplir los 41 años, es evidente que Nino tendrá que tomar una decisión con respecto a su futuro a final de temporada. No ha sido titular ni con Fran Escribá ni tampoco lo fue con Jorge Almirón. Sólo ha participado en 13 jornadas de Liga, siempre como suplente, y únicamente ha sido titular en las tres eliminatorias de la Copa del Rey en las que completó el encuentro ante Buñol, La Nucia y Rayo Vallecano. En la temporada del ascenso a Primera División, con Pacheta, Nino disputó 41 partidos oficiales, marcó ocho goles y dio cinco asistencias. Unas cifras que desterraron el peso de los años.
Las bajas de Pere Milla y Emiliano Rigoni, sancionados, y Guido Carrillo, lesionado, dejan a Lucas Boyé y a Nino como únicos delanteros disponibles. Si Fran Escribá quiere mantener el sistema con dos arietes arriba, Nino es la alternativa. Si continúa sin tener su oportunidad, el entrenador tendrá que darle un giro de tuerca al equipo apostando por alguna otra opción como Pablo Piatti, que tampoco ha sido titular desde que llegó tras el cierre del mercado de invierno, o Víctor Rodríguez.
Hasta la fecha, Nino sólo ha contado con minutos en los que los partidos siempre estaban cuesta arriba, en algunos casos sentenciados, y nunca ha salido al terreno de juego en un partido con dinámica favorable. Sólo lo hizo en Ipurua, ante el Eibar, aunque más bien para perder tiempo. A su colección de récords le queda el broche de convertirse en el futbolista más veterano que marca en Primera División, superando a Donato, pero si no juega es una misión imposible. Pero por encima de ese objetivo individual está, como él siempre dice, el colectivo y a buen seguro que en su cabeza pesa mucho más la ilusión de conseguir salvar al Elche y dejarlo en la máxima categoría. A partir de entonces llegará el momento de decidir si cuelga las botas o si quiere despedirse del fútbol profesional en el campo, con público en las gradas y quién sabe con qué camiseta.