Esfuerzo, trabajo y humildad. Esas son las tres palabras con las que Bernardino Martínez, el padre de Nino, resume la carrera profesional de su hijo. "Sólo puedo dar las gracias por lo que él ha conseguido y por todos los elogios que está recibiendo", asegura. Hace tres semanas, antes de que finalizara la Liga en Primera División, la familia ya conocía su decisión de colgar las botas.
Nino, padre de otros tres Nino (apodo con el que conocen a los cuatro varones de la familia en la localidad almeriense de Vera), asegura que está orgulloso de sus tres hijos, aunque reconoce que "el mayor ha sido algo especial por todo lo que ha conseguido".
Se emociona cuando recuerda su debut contra el Real Murcia; su primer gol contra el Figueres; el milagroso tanto contra el Melilla, en la liguilla de ascenso a Segunda División; u otros goles más recientes como los marcados ante Sporting B o Real Zaragoza.
También hubo momentos malos, como la grave lesión que sufrió en los ligamentos de la rodilla, pero recuerda que Nino la superó "con mucha fuerza" para salir hacia adelante.
En el futuro ve a Nino "cerca del verde" y al frente de los banquillos porque "va a ser entrenador ya que el fútbol es su mundo desde muy pequeño". "Cuando tenía dos años le regalé su primera equipación, que fue de la Real Sociedad porque del Real Madrid no encontraba". Ese año, en 1982, la Real de los Arconada, Górriz, Kortabarría, Celayeta, Perico Alonso, López Ufarte y Satrústegui, entre otros, ganaba la Liga. Nino demostraba pronto que llegaba con un pan debajo del brazo. "Ha sido todo bueno, no se puede pedir más", asegura con orgullo su padre.
Ahora mira al futuro con optimismo y ve en su nieto mayor, Alejandro, una continuación de su padre. Sin entrar en comparaciones, del quinto 'Nino' dice que "es fuerte, tiene personalidad, envergadura...". Y ya se sabe que cuando un Nino se marca un objetivo, es difícil que no se cumpla.