ONDA DEPORTIVA

Un paso más hacia el abismo

El abogado Santi Gambín opina sobre los movimientos que se están produciendo en el entorno del Elche CF para que José Sepulcre, expresidente de la entidad franjiverde, consiga hacerse con la mayoría accionarial de la entidad franjiverde.

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Santi Gambín, abogado. | Onda Cero Elche

Nos cuenta Monserrate Hernández que José Sepulcre está negociando con el IVF y con los acreedores de la SAD la adquisición de los créditos que estos disponen frente al club. Con la intención, se le supone, de recuperar el control de la entidad. O, mejor dicho, de consolidar su control sobre ella, porque todo hace indicar que nunca lo perdió.

Y, en esta situación, no puedo menos que preguntarme, ¿dónde estaba ese dinero, que ahora se ofrece para comprar potenciales acciones a precio de derribo, hace dos o tres años? A nadie puede obligarse, obviamente, que invierta su patrimonio donde a nosotros nos apetezca pero, ¿por qué entonces no apareció y ahora sí? Cuando la SAD desatendía los pagos trimestrales a Hacienda, cuando no se pagaba a la Seguridad Social mes tras mes, año tras año, hasta desembocar en un descenso administrativo causado, que nadie nos intente engañar, por la desastrosa (veremos si los juzgados la califican como algo más grave) gestión de los últimos años. Resulta un chiste de muy poca gracia intentar sacudirse la responsabilidad del descenso aludiendo a esos tres meses finales, 92 días, que no hicieron sino liquidar al enfermo terminal, sin que ello reste un ápice de culpa a todos los que tomaron parte en aquella farsa, que sólo sirvió para evitar que alguna otra forma de salvar la situación fuera intentada.

El Elche CF descendió porque, no estando al corriente con Hacienda a finales del año 2014, fue castigado con una sanción agravada, la del descenso, a consecuencia de que un año antes, a finales de 2013, tampoco estaba al corriente en sus obligaciones fiscales y fue también sancionado, esta primera vez sin agravantes. Sanción que ni siquiera se tuvo a bien recurrir desde los despachos. Porque, que tampoco nos engañen, habiendo recurrido puntualmente la sanción anterior, se podría haber evitado que la segunda nos computara como reincidencia y que, con ello, nos condenara al descenso. Es decir, fue una situación de incumplimiento reiterada que se arrastraba desde mucho antes, al menos desde la temporada del ascenso, la de los baños en la fuente de La Glorieta, y que se mantuvo durante las dos temporadas siguientes, ya en Primera División.

A cualquiera con un mínimo de decencia y ganas de saber que se le ocurra leer la resolución de la LFP que nos descendió. Entonces le acometerá un estremecimiento cuando compruebe cómo, negro sobre blanco, se describen, detalladamente, los sucesivos incumplimientos de la normativa que obligaba al Club que, temporada tras temporada, acabaron poniendo en bandeja una resolución de la que todavía está por ver si el Elche CF va a poder recuperarse alguna vez. Porque al propio dolor de la pérdida de categoría deportiva se unió, para hacerlo aún más triste, que fueron los nuestros, los que nos representaban y se suponía que debían velar por nosotros, los que, con esa despreocupación suicida de quien sólo le quedaba huir hacia adelante, dejaba que embargos, expedientes sancionadores y descrédito se amontonara sobre las espaldas tan sufridas de la entidad.

Por eso, leer que ese dinero que no apareció cuando el Elche lo necesitaba para no descender es ofrecido ahora para consolidar unos derechos tan legales como ilegítimos, no puede producir otra cosa que rabia, indignación y, sobre todo, tristeza. La tristeza infinita de quien comprende que, probablemente, el Elche CF, de consolidarse esta operación, estará ya manchado para siempre y nunca, nunca jamás, se recuperará del daño que ha sufrido. Los aficionados de este club hemos aguantado mucho, pero me temo que eso sería ya demasiado incluso para nosotros.