La perspectiva
José Manuel Noguera, profesor de Periodismo en la UCAM, opina sobre la actualidad del Elche CF una vez superado el primer cuarto de competición en Segunda
Si algo maneja el fútbol a su antojo es el tiempo. Lo moldea, maltrata y saborea según le conviene. En fútbol una crisis dura siete días, los minutos que vas ganando tienen ochenta segundos y los que vas perdiendo se amontonan y se funden en un único minuto, donde toda tu vida pasa ante tus ojos. Y entonces, por distraerte un poco, piensas en la infancia, que es uno de esos lugares donde puedes ir con tranquilidad cuando vas perdiendo. En general, como norma de vida, cuando vayas perdiendo vuelve a la infancia.
La mía tuvo pequeños y grandes errores, como todas las infancias. Un pequeño error fue no haber nacido en Mareo, la Escuela de Fútbol del Sporting de Gijón. Mi primer Mundial en la memoria –es decir, en mi infancia- fue Italia 90, donde uno de los porteros de España era Ablanedo, un mito de esos que uno coge en la infancia porque sí, y porque uno se ponía de portero siempre en los recreos. Y lo que es peor, lo disfrutaba. Vaya error no haber nacido en Mareo para acabar siendo, al menos, un portero del grupo II de Segunda B.
Pero ese fue solo un pequeño error, mi gran error fue dejar las clases de pintura de mi maestro Vicente Belmonte. Es increíble lo que se aprende con las cosas que, a priori, no te van a servir para ganarte la vida. Una de las lecciones que, por ejemplo, te enseña la pintura es la perspectiva, es decir, a mirar las cosas desde la distancia.
Y la pregunta es ¿desde qué distancia? Porque el fútbol moldea el tiempo a su antojo y los aficionados ya ni te cuento. Por ejemplo, en el Elche CF los puntos de fuga pueden ser muy diversos y, por tanto, también la distancia desde la que quieras contemplarlo. Puedes pensar el Elche desde los tiempos de la Cooperativa, de César Rodríguez o de la final de Copa de 1969, aunque esa perspectiva a mí me pilla lejos. Puedes pensar el Elche desde el gol de Nino al Melilla –vayan a Youtube-, pero para qué volver ahí si ahora el chaval sigue marcando. O incluso puedes pensar el Elche desde la temporada en la que Sepulcre decidió pagar de una manera especial: a su manera. No parece buena elección porque ya sabemos cómo acabo esa época.
Pero como el fútbol moldea el tiempo a su antojo y los aficionados ni te cuento, yo el punto de fuga lo pongo en los ascensos, en el último concretamente, porque me recuerda mucho a esa infancia donde te calabas hasta los huesos por ir a ver al Hospitalet (con un tal Dani Borreguero, por cierto) o llegabas tarde a la universidad por el partido de Manlleu. Ese ascenso contra el Villarreal B me vuelve a dar la medida de lo que estoy viendo ahora.
Viendo las cosas desde la distancia, con la perspectiva que yo he elegido, puedo ver con claridad que ya no es L’Hospitalet ni Manlleu, sino Girona y Sporting de Gijón. Y que ya no está Dani Borreguero pero sí un chavalín al que hemos prestado unos días a la Selección Española sub-21. Y otro que nos ha ‘nacido’ en el lateral derecho por la bendita suerte de no haber tenido dinero para fichar un lateral derecho. Cada uno que elija su perspectiva, a mí me gusta esta.