Sergio Pelegrín (Barcelona, 1979) ha sido un futbolista profesional cuya formación se fraguó en la cantera del FC Barcelona. Tras abandonar la disciplina culé, militó en distintos clubes entre los que destacaron Alicante, Novelda, Girona, Salamanca, Rayo Vallecano, Deportivo Alavés y Elche CF, donde estuvo seis temporadas en dos etapas distintas. Después de once partidos sin reencontrarse con la victoria, la entidad franjiverde y el entrenador decidieron poner punto y final a su primera andadura como técnico, justo el día en el que cumplía un año como técnico franjiverde. Pelegrín prefirió hacerse a un lado para no perjudicar al equipo. Con anterioridad decidió abandonar el banquillo del Getafe, donde estuvo como ayudante de José Bordalás, para encontrar un camino que pronto espera encontrar.
¿Cómo se encuentra tras tomar la decisión de dejar de ser entrenador del Ilicitano?
Estoy un poco desorientado. Esta era una temporada en la que teníamos mucha ilusión por hacerlo bien. Al final, después de once partidos sin ganar, se mezcla la desilusión y la frustración de no haber logrado lo que queríamos conseguir y, sobre todo, pesa no tener una buena dinámica para conseguir el premio al trabajo. Me encuentro desorientado y desubicado.
El partido ante el Olimpic de Xátiva, ¿fue la gota que colmó el vaso o era una decisión que llevaba meditando tiempo?
Es verdad que las últimas semanas fueron muy duras, aunque las sensaciones de los partidos eran buenas pese a que no ganábamos. Me iba a casa con buenas vibraciones, pero con la impotencia de no ganar un partido que jugábamos bien y en el que merecíamos un mejor resultado. En el último encuentro las sensaciones fueron muy diferentes, no merecimos perder, pero cuando encadenas tantos partidos sin ganar el desánimo se apodera de ti. Además, percibí que algunos jugadores se habían contagiado un poco de mi estado de ánimo y no quería que sucediese eso.
Respecto a la temporada, las lesiones de jugadores importantes en el equipo, ¿han podido ser un condicionante?
Desde luego que puede ser, no podemos decir que nos ayudó contar con tantos jugadores lesionados. Nos intentamos sobreponer, pero nos pasaron factura lesiones de futbolistas como Jero, Perujo, Kiko, Rubén, Casano, que eran muy importantes dentro de la plantilla y se ha notado su ausencia.
A pesar de hacerlo bien en algunos partidos, el equipo no se encontraba con la victoria, ¿cómo animaba a los jugadores dentro del vestuario?
Nosotros tratábamos de valorar las cosas que hacíamos bien. El equipo hacía buen fútbol y generaba muchas ocasiones. Además, hacía lo que poníamos en práctica en los entrenamientos y eso era lo que a mí me dejaba tranquilo. Sin embargo, pasaban las semanas y no teníamos ni resultados ni premio al trabajo, pero estaba contento. Mi intención era transmitirles tranquilidad, que las cosas iban a salir bien y que este era el camino. Pese a ello, cada semana que pasaba no ganábamos y eso hacía muy difícil que pudiese transmitir y motivar. Por eso, he tomado esta decisión. Espero que haya sido la mejor para que el equipo consiga el camino de la victoria.
¿Qué se lleva de esta experiencia al mando del Ilicitano?
Han sido dos etapas. La primera fue el año pasado, donde en una situación muy difícil conseguimos salvar la categoría y de la que solo tengo buenos recuerdos. La segunda etapa ha sido esta temporada en la cual hicimos un gran trabajo en pretemporada, pero una vez avanzado el ejercicio las sensaciones no fueron positivas debido a las lesiones. En líneas generales, la experiencia ha sido buena puesto que he aprendido muchísimo y ha sido mi primera vez como primer entrenador. Además, he entrenado a buenos jugadores y buenas personas.
¿Se ha sentido cómodo en el banquillo o cree que por ser quien es tenía una presión extra?
La presión siempre me la he metido yo mismo, tanto en mi etapa como jugador como en la de entrenador. Siempre me he exigido mucho. Eso tiene su parte buena y su parte mala, puesto que esa autoexigencia, a veces, se la he transmitido a los futbolistas y eso provoca cierta tensión.
Cuando colgó las botas en 2017, ¿pensó que algún día volvería al Elche CF?
Siempre creí que como entrenador podría volver, no sé si con el filial, como segundo de la primera plantilla o ayudante técnico. Una vez que firmé con el filial pensé que era un paso importante en mi carrera. Sigo considerando que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. Fue un acierto venir aquí porque he aprendido equivocándome. En el Elche me he sentido muy querido siempre puesto que tengo una larga trayectoria en este club y lo conozco muy bien.
¿Le deja un sabor amargo este final con el Elche CF?
Totalmente. Cuando has estado muy bien en un sitio es difícil abandonarlo. Esto me pasó como jugador y ahora me ha vuelto a pasar. Durante este año he pasado momentos muy buenos. Además, cuando vi que las cosas no funcionaban consideré que mi etapa en el filial había acabado y decidí dar un paso al lado. Mi ilusión era acabar la temporada de la mejor forma posible.
¿Tiene algún proyecto en mente en estos momentos o va a alejarse por un tiempo de los banquillos?
Mi intención es desconectar un poco y ubicarme otra vez. Además, en estos momentos con la crisis sanitaria que estamos viviendo está todo parado y es difícil pensar en lo que va a suceder. Por lo tanto, ahora mismo no puedo pensar más allá de desconectar y limpiar mi cabeza.