El municipio valenciano de Buñol encara la última semana para teñirse de rojo con su mundialmente conocida "Tomatina", con cerca de 16.000 entradas vendidas para asistir a esta fiesta y 20 prerreservadas -a 500 euros cada una- para poder acceder a los camiones desde los que se lanzan los tomates.
Las entradas VIP son una de las novedades de este año y permiten a quien las adquiere acceder a los camiones desde donde el próximo miércoles 28 de agosto se 'dispararán' los tomates al público -solo con entrada- que abarrota durante una hora la calle principal de Buñol. "Es una experiencia diferente para los que quieren vivir la Tomatina como solo la viven algunos buñoleros: subidos al camión y siendo protagonistas de manera diferente", ha asegurado a EFE la alcaldesa del municipio, Virginia Sanz.
30 entradas VIP a 500 euros
Las 30 entradas de estas características, cuyo coste asciende a 500 euros por persona, han salido a la venta este martes y ya hay prerreservadas 20, la mayoría por agencias de viaje. De las 22.000 entradas generales, que salieron a la venta en junio a un precio de 15 euros, se han adquirido ya cerca de 16.000, y el resto se venderá a lo largo de los ocho días que todavía quedan para esta celebración.
Según la ordenanza municipal que regula las tasas por prestación de servicios de La Tomatina, están exentos de pagar las personas domiciliadas en Buñol, pareja e hijos; las personas que hayan nacido en Buñol y aquellas que tengan bienes inmuebles en el municipios, pareja e hijos. Estas personas reciben una entrada (pulsera) que les permite acceder al recinto del evento con un color diferenciado de las disponibles para la venta.
También están exentos aquellos invitados de personas domiciliadas en Buñol, cuyas viviendas estén dentro del recinto del evento, con un límite de dos invitados por vecino, así como las personas pertenecientes a la organización. De esta manera, el número de entradas que ha salido a la venta es de 14.000 (3.000 para su adquisición individual y 11.000 que pueden adquirirse por paquetes para su posterior venta y distribución), mientras 1.000 entradas son para la organización y 7.000 para las personas que mantienen una relación con Buñol.
Los tomates esperan ya en las cámaras de frío
Los más de 120.000 kilos de tomates que se usarán en la Tomatina, y que por primera vez serán valencianos, han estado almacenados durante el último mes en cámaras de frío a distintas temperaturas para estar listos el próximo 28 de agosto. De variedad pera y no aptos para el consumo por el tratamiento fitosanitario que reciben, estos tomates son de kilómetro cero, muchos de ellos ecológicos y con el punto de maduración perfecto para convertirse en la mejor munición de una fiesta que triplica en un día la población de Buñol.
Asistentes de decenas de nacionalidades confluyeron el año pasado en esta fiesta, donde el 14 % del total eran británicos; el 10 % indios; el 8 % japoneses; el 7 % americanos y el 6 % australianos, aunque también hubo participantes de Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica, Portugal, Turquía, Jordania, Corea del Sur, China, Filipinas, Venezuela, México, Argentina, Taiwan, Kuwait, Barhein, Afganistán, Fiji, Islas Vírgenes, Nepal o Vietnam, además de españoles.
El orgullo de ser el centro del mundo
La alcaldesa ha afirmado a EFE que para un pueblo como Buñol "es un orgullo ser el centro del mundo por un día con La Tomatina" y por eso, ha dicho, todo el mundo, desde vecinos y empresarios, a fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y voluntarios, trabaja duramente "para que cada año La Tomatina sea una fiesta mejor".
Ha señalado que este año, además, con la implicación de Diputación de Valencia han conseguido que los 120.000 kilos de tomate sean de kilómetro cero, lo que implica más sostenibilidad, aunque también ha recordado que los tomates "no son aptos para el consumo y se cultivan solo para la fiesta". Sanz también ha destacado la apuesta que esta fiesta hace por la seguridad y la confianza. "Llevamos años sin incidentes de violencia de género y este año tendremos puntos violeta en cada camión. La Tomatina no solo es una fiesta sostenible y popular, también es responsable", ha defendido.
Por su parte, el concejal de la Tomatina, Sergio Galarza, ha indicado a EFE que esta es una fiesta que lleva "mucho trabajo, muchos voluntarios que llevan años organizando que todo esté perfectamente orquestado para no haya ningún problema". "El trabajo de muchos meses fructifica en una hora de fiesta y diversión pero empezamos a trabajar en la del año que viene inmediatamente después de que acabe la de este año", ha manifestado. La idea, ha dicho, es "trabajar para que cada año la Tomatina sea más vibrante y emocionante para los participantes pero también para los buñoleros", y ha indicado que ahora "hay que ir a una fiesta más moderna y adecuada con los tiempos".