Unos 60.000 niños y adolescentes en riesgo de pobreza residen en el área urbana de València, de acuerdo con un informe que ha publicado el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil del Gobierno de España. Las tasas más altas se dan en puntos de la propia capital, así como en Mislata, Xirivella, Manises, Alfafar, Burjassot y Torrent. En la otra parte de la balanza, el documento refleja que en València hay 24 mil menores en hogares con rentas por encima del 200% de la media.
El documento, titulado 'Geografía de la pobreza infantil en España', refleja que en el Estado la mitad de los 2,3 millones de niños en esta situación de vulnerabilidad --es decir, más de 1 millón de ellos-- se concentran en zonas muy pobladas y que la intensidad de la pobreza infantil aumenta con el grado de urbanización. Esta radiografía apunta que, aunque en la última década la tasa de pobreza infantil ha sido más alta en las zonas poco pobladas, en los últimos años, se observa una tendencia hacia la convergencia, produciéndose un fenómeno de "reurbanización de la pobreza infantil": 29,6% en zonas poco pobladas frente al 27,6% en las muy pobladas. En este sentido, en 2020, el 50,5% de los niños, niñas y adolescentes en riesgo de pobreza vivían en zonas muy pobladas, mientras que el resto se concentraba en zonas poco pobladas (26%) e intermedias (23,5%).
Además, de los datos se desprende que la intensidad de la pobreza aumenta con el grado de urbanización. Así, en 2020, la pobreza infantil alta (15,1%) se situó un punto y medio por encima en las zonas muy pobladas en comparación con las poco pobladas, y la severa fue también un punto superior (5,2%). Por ciudades, las mayores concentraciones de niños en situación de pobreza se localizan en las áreas metropolitanas de las grandes áreas urbanas, donde probablemente se hayan producido traslados de la población local hacia las afueras a causa de su mayor asequibilidad, según indica el informe. Esto se observa en Madrid, Barcelona, València y Sevilla. En el caso de València, las mayores tasas de pobreza infantil se concentran, además de en la capital, en municipios cercanos como Mislata, Xirivella, Manises, Burjassot, Alfafar y Torrent.
Rentas por encima de la media
En términos relativos, Sevilla y Málaga tienen las tasas más altas de pobreza infantil. Sin bien, se precisa que la desigualdad es mayor en Madrid, con "zonas muy deprimidas junto a otras más privilegiadas". Además, el área urbana de la capital de España es la que tiene un mayor número de niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza: cerca de 230.000, un 9% del total nacional. En el caso de Barcelona y su área metropolitana, el número de menores en riesgo de pobreza alcanza los 160.000, mientras que en cada una de las áreas urbanas de València, Sevilla y Málaga, son alrededor de 60.000. Por el contrario, en Madrid residen 230.000 menores en hogares con rentas por encima del 200% de la mediana de la renta, frente a los 24.000 en València. Las grandes ciudades concentran así los extremos de la distribución de rentas: hogares con ingresos muy altos y muy bajos.
Otra característica de las grandes zonas urbanas, según ahonda el estudio consultado por Europa Press, es la mayor dificultad para acceder a viviendas seguras, en buenas condiciones de habitabilidad y asequibles. Según revela, casi dos de cada tres menores en hogares con sobrecoste de vivienda vive en entornos urbanos. Además, de los datos se desprende que los hogares vulnerables de entornos urbanos dedican, de media, un 22% más de dinero a la vivienda que los hogares con los mismos recursos en entornos rurales. Por otro lado, el informe pone de relieve que los entornos menos poblados se enfrentan a dificultades de otro tipo: falta de oportunidades laborales, desequilibrio demográfico, escasa oferta educativa y de acceso a servicios básicos y falta de infraestructuras adecuadas. Así, el estudio concluye que el entorno de un hogar puede ofrecer recursos y oportunidades muy distintas que pueden "agravar, compensar o incluso erradicar" las situaciones de pobreza y sus consecuencias, de forma que "un entorno positivo puede proteger a la infancia contra los efectos perjudiciales de la pobreza del hogar" mientras que "entornos con mayores índices de pobreza pueden amplificarlos".