En su primera edición, este programa de intervención psicosocial ofrecerá cerca de un centenar de plazas. En su mayoría serán para hombres que cumplen condena por delitos de violencia de género, y que serán derivados por la Secretaría de Estado de Instituciones Penitenciarias. Pero también podrán asistir personas derivadas por centros públicos o privados que trabajan con este colectivo, o incluso hombres que voluntariamente quieren cambiar su comportamiento agresivo hacia las mujeres.
Durante el primer año los asistentes a los cursos mantendrán sesiones grupales semanales, y después recibirán apoyo y seguimiento durante otro año. Según explicó en su día la concejala de Igualdad, Isabel Lozano, la intención es garantizar que los maltratadores no reincidan en su comportamiento.
El contrato tiene dos años de duración y la empresa adjudicataria cobrará 167 mil euros del Ayuntamiento, procedentes de los fondos del pacto estatal contra la violencia de género. El mes pasado el consistorio contrató también por unos 160 mil euros procedentes de estos mismos fondos un servicio de atención psicológica a mujeres y familiares víctimas de este tipo de violencia.