Aunque no es hasta este viernes cuando se entregan los premios Rei Jaume I 2021 en la Lonja de València, los seis premiados han dado a conocer a los medios de comunicación sus proyectos e investigaciones.
En esta edición, los premiados han sido, en la categoría de Investigación Básica, la astrofísica Licia Verde, por sus estudios en este campo; en Economía, Antonio Cabrales, experto en las teorías de juego y en el análisis de las redes sociales; en Investigación Médica, el doctor Eduard Batlle por su trabajo en la inmunología del cáncer colorrectal; en Protección del Medio Ambiente, el biólogo Fernando Valladares por sus contribuciones en las interacciones de las plantas de los bosques entre sí y la modificación por la influencia del cambio climático; en Nuevas Tecnologías, Nuria Oliver , una ingeniera en Telecomunicaciones nacida en Alicante que ha desarrollado investigaciones en métodos de inteligencia artificial para modelar el comportamiento humano y que lidera un grupo que trabaja en la transmisión inmunológica de los virus; y en la modalidad de Emprendedor, Benito Jiménez por impulsar una firma con cinco plantas en España que trabaja en el ámbito de la agricultura y las verduras congeladas.
En el coloquio de presentación de los premiados, la pandemia y la lucha contra el cambio climático han copado gran parte de las intervenciones. De hecho, el científico del CSIC, Fernando Valladares, premio a la Protección del Medio Ambiente, hablaba de la necesidad de que todas las disciplinas y administraciones cooperen. Además, pedía más unidad de acción del poder público. “No se trata de poner más dinero, sino de usarlo con mucha más sesera, lo que pasa es que es un producto humano en peligro de extinción”, decía Valladares.
Algunos premiados, como Eduard Batlle, reconocido por su trabajo en la inmunología del cáncer colorrectal, apuntaba la necesidad de invertir más pensando en el largo plazo, aunque no se tenga ya una aplicación concreta para los proyectos. Para ello, ponía el ejemplo de las vacunas covid. “Hemos sido capaces de desarrollar vacunas tan rápido porque antes mucha gente estaba investigando otras cosas, como los coronavirus en murciélagos. Si explicamos esto hace 10 años, nos hubieran preguntado qué sentido tenía”, apuntaba Batlle.