El Ayuntamiento aprobó a finales de 2019 una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que ha permitido proteger íntegramente el conjunto de La Ceramo declarándolo Bien de Relevancia Local (BRL). Esa modificación permitió sustanciar el acuerdo de permuta alcanzado años antes entre el gobierno local y el banco dueño de parte de la parcela, de modo que el consistorio se hizo con la propiedad de toda la antigua fábrica, situada junto a la avenida de Burjassot. El resto del viejo complejo fabril era del Ayuntamiento desde finales del año 2014, cuando pagó 2,3 millones de euros por su expropiación.
La entidad financiera era propietaria del solar donde precisamente se hallan los antiguos hornos de reflejo metálico de la fábrica, que es la parte con mayor valor patrimonial de La Ceramo, y que serán recuperados durante el proceso de rehabilitación. Finalmente el banco aceptó cambiar esa parcela por otra de propiedad municipal de la avenida de Ecuador y trasladar allí los 2.870 metros cuadrados de techo de edificabilidad a los que tenía derecho. De esta manera se ha evitado la construcción de un bloque de viviendas de cinco alturas junto a la antigua fábrica.
Así se recuperará La Ceramo
El gobierno local prevé que las obras puedan comenzar a lo largo del presente mandato. El grupo de arquitectos que se ha adjudicado de manera provisional la redacción del proyecto cobrará 152.000 euros y tendrá seis meses para entregarlo al Ayuntamiento.
El pliego de condiciones habla de restaurar elementos vinculados a la producción de cerámica, como hornos y balsas. También está previsto crear aulas-taller y espacios para exposiciones tanto temporales como permanentes. En este sentido, en alguna ocasión el Consistorio ha hablado de la posibilidad de exponer en La Ceramo fondos procedentes del Museo Nacional de Cerámica, que tiene su sede el palacio del Marqués de Dos Aguas. El Ayuntamiento tiene intención además de reconstruir las naves del complejo derribadas durante la Guerra Civil.
Igualmente, se consolidarán y conservarán todas las estructuras y construcciones originales, así como sus emplazamientos iniciales, y adaptará el diseño de las zonas para los usos futuros a estos espacios, sin alterar su configuración original. En cuanto a la reforma, conllevará la reposición de elementos perdidos o deteriorados, así como la eliminación de otros considerados impropios (se catalogan así un edificio añadido con posterioridad o los muros de cierre del patio que daba a la leñera, pues originalmente se trataba de un espacio abierto).
De acuerdo con el estudio realizado por el servicio de Urbanismo, no se podrán demoler ni alterar los elementos que gocen de protección y especial singularidad, así como los que se encuentren ligados a la producción que se dio en sus instalaciones, también los espacios de acceso y la distribución interior, como la estructura muros y constructiva original, los espacios de producción, todos los elementos y maquinaria relacionados con la producción de cerámica o las pinturas murales y graffittis, así como la crujía de fachada con sus elementos decorativos interiores y exteriores.
Vestigio industrial único
La fábrica fue construida en 1888 por el empresario José Ros Surió. De sus hornos han salido las piezas de cerámica que hoy decoran la estación del Norte o el Mercado de Colón. Estuvo especializada en la producción de cerámica tradicional valenciana y, particularmente, en la recuperación de las viejas técnicas artesanales, entre ellas, la de los alfares musulmanes de reflejo metálico. La Ceramo es el único testigo de la fabricación de mayólicas que se conservan actualmente en el entorno del antiguo cinturón industrial de la ciudad de València.
