"Los chicos del coro, el musical" habla de los niños olvidados, pero también del camino que atraviesa el arco iris y conduce a la luz de abril. Habla de la inocencia, del juego, del amor... Habla del esfuerzo y de la solidaridad, del trabajo y del entusiasmo... Habla de la vida. Habla del arte.
En 1949, el profesor sustituto Clement Mathieu llega al internado "Fondo del estanque", donde el director Rachin ha impuesto un régimen severo y riguroso sin lugar para la música. Mathieu, antiguo compositor sin suerte, se salta las normas para descubrir la belleza del mundo a unos jóvenes educados bajo la aspereza de la Segunda Guerra Mundial. Con este planteamiento, inspirado en su propia infancia y en un viejo clásico del cine francés, Christophe Barratier creó una de las películas verdaderamente inolvidables de los inicios del siglo XXI, enaltecida por la sublime música de Bruno Coulais.
"Los chicos del coro, el musical" no es solo la adaptación de un filme que todos amamos. Es, al mismo tiempo, una apuesta por hablar de la necesidad de la música, del arte, para el crecimiento personal. Como decían los antiguos filósofos y pensadores, no es solo que la música amanse a las fieras (en este caso, a unos niños más revoltosos que feroces), sino que el arte es aquello que nos hace auténticamente humanos. Sin la sensibilidad, sin la delicadeza, sin los matices que iluminan el alma y la personalidad, no seríamos libres ni mucho menos llegaríamos a conocer cómo son por dentro los demás.
Texto
Christophe Barratier
Philippe Lopes Curval
Música
Bruno Coulais
Christophe Barratier
Letras de canciones
Christophe Barratier
Philippe Lopes Curval
Dirección
Juan Luis Iborra
Traducción y adaptación
Pedro Víllora
Director musical
Rodrigo Álvarez
Diseño de escenografía
David Pizarro
Diseño de iluminación
Juanjo Llorens
Diseño de sonido
Javier G. Isequilla