Cristiano Piccini es de esos futbolistas que ha dejado huella en el Valencia. Pese a que las lesiones le hicieron sufrir un verdadero calvario, su gol ante el Huesca en el último minuto que salvó el puesto a Marcelino será recordado por todos los valencianistas. Si no lo hubiera anotado con casi total seguridad el entrenador hubiese sido destituido y no se habría conseguido ganar la Copa del Rey en el año del Centenario.
Ayer el italiano quiso despedirse de la afición valencianista de forma emotiva. A través de sus redes sociales publicaba una foto en la que se besaba el escudo de la camiseta afirmando "el único escudo que he besado en mi carrera". Y añadía "gracias Valencia por tanto y disculpa por tan poco". Se marcha un verdadero señor, un valencianista más. Como dicen en Italia siempre será "uno di noi".