Hoy con Leleman venia pensando en… los despidos de Anil Murthy. Que desde que Meriton se hizo cargo del Valencia rozan los 50 entre técnicos y empleados.
Con los años que llevan al frente del Valencia se ha demostrado que da igual lo bueno que seas en tu trabajo, da igual lo discreto y profesional que seas, da igual la experiencia que tengas, da igual lo reconocido que estés dentro o fuera, da igual que sientas y vivas el Valencia como tuyo. Esos valores que serían tan importantes en cualquier trabajo o empresa de poco importan en el Valencia del que es propietario Meriton Holdings.
Ayer fueron Jesús y Roberta. Dos excelentes profesionales los que sin ningún motivo fueron pasados a cuchillo. Pero antes que ellos lo fueron Pau, Álex, Pablo, Santiago, Cristina, Damiá, Javier, Manolo, Miguel, Mateu…. y un sinfín de nombres más hasta acercarse al medio centenar. Y prácticamente casi todos ellos con un denominador común: ningún motivo más allá del capricho de un presidente que hace tiempo que perdió el norte.
O tal vez sí. Tal vez si hubiera motivo. Tal vez sea la forma de demostrar que ellos son los que mandan y que nadie está a salvo por muy bien que haga su trabajo. Tal vez sea la manera de borrar cualquier atisbo de valencianismo dentro del club, la mejor manera de seguir promulgando el desarraigo y la desafección.
En el club hay hoy en día una especie de ley del terror, de miedo a ser señalado por el presidente y su séquito de Singapur. Nadie puede llevarles la contraria hagan lo que hagan por miedo a perder su trabajo. Pueden cometer la mayor atrocidad que permanecerán en silencio no vaya a ser que les toque ser el siguiente. Y yo lo entiendo. Todos necesitamos nuestro trabajo y llevar el pan a casa. Pero es triste muy triste.
Hubo un tiempo en el que trabajar en el Valencia era motivo de orgullo. Hoy ya no lo es. Al menos mientras siga siendo propiedad de estos señores feudales de Singapur…