Hoy con Leleman venía pensando en… las Fallas, con el permiso de mi buen amigo, compañero y el que más sabe de ellas Boro Peiró y en España.
Porque ha sido bonito ver como los valencianos, los falleros, han recuperado la sonrisa estos últimos días al poder disfrutar, de una manera atípica sí, de sus fiestas. Esa misma sonrisa que han recuperado los valencianistas tras la llegada de Bordalás. Y en especial los internacionales con los españoles Gayá y Soler a la cabeza.
Al igual que este último año y medio han sido un tiempo difícil para nuestra fiesta, también lo ha sido para nuestro Valencia. Los Falleros veían como por quinta vez en la más que centenaria historia de la fiesta se suspendían el pasado mes de marzo. Y los valencianistas veían como la degradación de un proyecto llamado Meriton parecía tocar casi fondo.
Anoche a la misma hora en que Valencia celebraba su tradicional Cremà, en Badajoz y con la selección española de fútbol, los futbolistas valencianos montaban su castillo de fuegos artificiales ante Georgia. Gayá, Soler y Ferrán se convertían en protagonistas en una perfecta sincronización mientras sus paisanos al fin quemaban las fallas para tratar de dejar atrás todo lo malo.
Ardía la meditadora de la Plaza del Ayuntamiento. Ese símbolo de resistencia valenciana ante la adversidad era pasto de las llamas a la vez que dos símbolos valencianistas, esos que nunca han querido irse pese a las ofertas millonarias hacían las delicias de todos los españoles. No sabemos la suerte que tenemos de que dos futbolistas como Gayá y Soler amen tanto este escudo, este sentimiento llamado Valencia CF.
Ha regreso esa sonrisa fallera, esa sonrisa valencianista. Esa que esperemos no volver a perder jamás…