Hoy con Leleman venía pensando en… lo de Gaya. Que no sabemos la suerte que tenemos los valencianistas de que sea tan valencianista y que su intención siempre haya sido la de quedarse aquí.
Su calidad, esa que nosotros ya conocemos, la demostró ayer con la selección hasta que unos calambres, que no lesión, le dejaron fuera de combate. Hasta ese momento estaba aprovechando más que de sobra la primera oportunidad que Luis Enrique le brindaba en esta Eurocopa.
Porque hace tiempo que Gayá podía haber dicho adiós al Valencia. Lleva aguantando dos temporadas en un equipo que no ha demostrado estar a su altura. Y pese a eso nunca ha bajado los brazos ni ha amenazado, como otros, en marcharse. Todo lo contrario, un valencianista como él no pudo ser más feliz que aquel día en Sevilla donde levantaba la Copa como uno de los capitanes del equipo. Y si le preguntas estoy seguro que te contestaría que su verdadera intención es repetir ese éxito, pero con el Valencia.
Y digo intención porque en el fútbol pocas cosas se pueden asegurar. Tampoco Paco Alcácer, por mucho que se diga, quería marcharse hasta que Lim selló aquel apretón de manos con Bertomeu. En ese momento se puso la maquinaria en marcha para convencer al futbolista de que ganaría mucho más dinero y títulos que en el Valencia. Y se le convenció.
Así que lo que hay que hacer es convencer a Gayá de todo lo contrario. Decirle que con Bordalás todo puede ser bien distinto y que si no se hacen las cosas como hace un verano, él puede ser el líder de un Valencia que vuelva a ser acorde a su calidad…
