Ha sido un fin de semana inolvidable para Valentino Rossi, que le ha servido para reconciliarse con Valencia. Sus recuerdos del Circuito Ricardo Tormo de Cheste nunca han sido buenos: aquí perdió el Mundial de 2006 con una caída y también el de 2015 tras una cabalgada de Jorge Lorenzo escoltado por Marc Márquez hasta el final. También ha sufrido accidentes dolorosos, y pese a que ha ganado en alguna ocasión, su relación con el circuito valenciano era más de bien de odio que de amor.
Pero todo eso ha cambiado tras lo de este fin de semana. Ya desde el jueves se sucedieron todo tipo de homenajes que tuvieron como colofón la majestuosa jornada vivida el domingo. Un domingo 14 de noviembre que quedará ya para siempre en la historia del deporte de las dos ruedas.
Casi 80.000 personas (exactamente 76.226 el domingo y 147.369 durante todo el fin de semana) despidieron desde las gradas a un Valentino Rossi que cuajó una de las mejores carreras de la temporada. Partía en la décima posición y así terminó su última carrera en motogp. Esa última vuelta al Circuit, esos 4005 metros, ese minuto y medio que tardó en ver la bandera a cuadros lo hizo frente a una afición entregada que se levantó de sus asientos para acompañarle en los últimos kilómetros de su carrera.
La fiesta continuó en una vuelta de honor eterna, en una celebración con el resto de pilotos y equipos al llegar al pit lane y después en el interior de su box con su círculo más cercano. Y el final de todo llegó por la noche en la tradicional gala de final de temporada, dónde recibió la distinción de MOTOGP Leyend.
Valencia quedará ya en la memoria de Valentino Rossi como un recuerdo alegre, como el fin de fiesta que merecía un deportista de este nivel. El 46 lució por última vez bajo el sol valenciano y al igual que millones de aficionados de todo el mundo, desde aquí también nos sumamos al “Grazie Vale”.