La sentencia le considera autor de seis delitos de asesinato en grado de tentativa, para los que aprecia la atenuante de embriaguez y, en uno de ellos, la agravante de parentesco. Le impone también la prohibición de acercarse a menos de 500 metros y de comunicarse por cualquier método con cualquiera de las seis víctimas, al tiempo que establece que no podrá residir en València durante diez años. Además, el condenado deberá indemnizar a los perjudicados con cantidades que oscilan entre los 2.600 y los 350.000 euros, hasta un total de 715.000, por las lesiones que sufrieron en el incendio.
Cuatro de las víctimas sufrieron quemaduras de diversa consideración, entre ellos un niño de siete años que se quemó la cara, las manos, la espalda, los brazos y el tórax, por lo que necesitó hospitalización urgente y tuvo que ser sometido a más de 13 intervenciones quirúrgicas para injertarle piel. Los desperfectos causados en el domicilio y en la finca ascendieron a más de 16.500 euros.
Los hechos sucedieron sobre las tres de la mañana del 14 de octubre de 2020, cuando el procesado acudió al domicilio de València en el que vivía la hija de su mujer y su pareja provisto de unas garrafas de gasolina. Según la sentencia, el hombre, conocedor de que con su acción podía acabar con la vida de otras personas que residían en la vivienda, roció con el combustible la puerta del inmueble, en un primer piso, e hizo un reguero de gasolina por la escalera hasta la salida. A continuación, prendió fuego al carburante, lo que originó un incendio que produjo lesiones de gravedad a los moradores de la casa y múltiples desperfectos en la misma. También incendió el coche del marido de su hijastra. Horas antes del suceso, ya les había amenazado telefónicamente con quemar su casa, aunque ninguno de los residentes le dio crédito, por lo que se acostaron y muchos de ellos se encontraban durmiendo cuando comenzaron las llamas.