Veintidós años después de hacerse con su propiedad, el Ayuntamiento de València mantiene tapiadas y sin uso un conjunto de cuatro alquerías protegidas del barrio de Campanar. Ni el PP en su anterior etapa de gobierno con Rita Barberá, ni los últimos ocho años de gobierno de la izquierda, han servido para sacar del abandono estos edificios.
Las alquerías se encuentran en el antiguo Camino de Ricós, a espaldas del cementerio de Campanar, y pasaron a ser propiedad del Ayuntamiento en 2001 como consecuencia de la reparcelación del PAI de Nou Campanar. Los vecinos de la zona llevan años reclamando su rehabilitación y su transformación en algún equipamiento público, como una biblioteca municipal o una sede de la Universidad Popular.
En 2017 el área municipal de migraciones, que entonces era gestionada por València en Comù, propuso convertir estas alquerías en un centro de primera acogida para inmigrantes y refugiados. En el siguiente mandato los socialistas intentaron reactivar la iniciativa e incluyeron en varios presupuestos municipales una partida de 150.000 euros para redactar el proyecto. Sin embargo, ese contrato nunca llegó a ser licitado.
Mejor suerte ha corrido la Alquería de Ricós, situada justo enfrente de este conjunto, que el Ayuntamiento rehabilitó y cedió en 2007 a la Universidad Católica de Valencia para montar una escuela infantil especializada en atención temprana.