El gobierno local de València ha dado un primer paso de cara a cumplir su compromiso de acabar con el foco de degradación y tráfico de drogas que desde hace décadas supone la zona de las Casitas Rosas de La Malva-rosa. El Ayuntamiento ha encargado a un gabinete de arquitectos un estudio que marque una “hoja de ruta” para el futuro de estas viviendas. La concejala de urbanismo, Sandra Gómez, apuesta por el derribo de alguno de los bloques.
La idea sería echar abajo aquellas viviendas donde no hay vecinos censados, pero que están ocupados de manera ilegal por personas que además usan los pisos para traficar con droga. En cambio, Gómez apuesta por rehabilitar las fincas “donde vive gente trabajadora” y que son los más cercanos a la Avenida de la Malva-rosa.
En 1991 el Ayuntamiento ya derribó alguno de los bloques, que en su origen fueron construidos para realojar familias tras la gran riada que asoló València en 1957. La opción del derribo ya aparece recogida en el Plan Especial de La Malva-rosa que precisamente aprobará de manera inicial este próximo viernes la Junta de Gobierno Local, aunque será el estudio encargado ahora por consistorio el que defina la solución exacta. El estudio costará cerca de 17.000 euros y deberá estar concluido en 5 meses. En cualquier caso, Sandra Gómez considera que ha llegado el momento de acabar con los problemas que generan las Casitas Rosas:
Por otra parte, la concejala de urbanismo ha anunciado que este martes ha entrado en funcionamiento el nuevo centro municipal de juventud de La Malva-rosa en un bajo del barrio acondicionado por el Ayuntamiento. Se trata de un local de casi 300 metros cuadrados que cuenta con puntos de información y salas de lectura y estudio.