El Ayuntamiento de Valéncia piensa reclamar daños y perjuicios a la empresa que ha gestionado desde 2016 el balneario municipal de La Alameda. Este mismo martes el gobierno local ha firmado la orden de inicio de un expediente para contratar el servicio que evalúe el estado del complejo, a fin de determinar la indemnización que exigirá al concesionario.
El Ayuntamiento ordenó cerrar el balneario hace más de un año y medio -en noviembre de 2022- tras detectarse legionella en las instalaciones. La empresa que lo explotaba calificó de “arbitraria e ilegal” la orden de cierre y la mantiene recurrida ante los tribunales. Aseguraba que no existían razones sanitarias para la clausura porque otras analíticas posteriores a las del Ayuntamiento revelaron que ya no había legionella.
El gobierno local ha explicado que el lunes la concesionaria devolvió de manera oficial el balneario al Ayuntamiento, de manera que los técnicos municipales pudieron entrar para constatar el estado del edificio. Esta primera inspección ha detectado deficiencias como paredes y techos descascarillados y llenos de humedades, así como teselas sueltas y oxidación de elementos metálicos en la zona del spa.
El informe de daños que encargará el Ayuntamiento servirá también para elaborar un informe de necesidades de cara a volver a licitar la concesión de este servicio. La intención del consistorio es entregar de nuevo la gestión del complejo a otra empresa durante un período de, al menos, otros 25 años.
Contrato rescindido
El gobierno local asegura que la actual concesionaria dejó de pagar el canon anual al Ayuntamiento en el año 2017, sin que el ejecutivo anterior iniciara el procedimiento de resolución del contrato. Finalmente, el Ayuntamiento puso en marcha ese proceso en julio de 2023 y la rescisión fue aprobada por la Junta de Gobierno Local el pasado marzo. Una situación que ha lamentado el concejal de Grandes Proyectos, José Marí:
Este balneario municipal está situado en el edificio conocido como Asilo de la Lactancia, construido para dar servicio a las mujeres que trabajaban en la antigua Tabacalera, ubicada justo enfrente. En 2003 el Ayuntamiento se lo compró a la Universitat de València con el fin de convertirlo en un balneario público que aprovechara las aguas termales existentes bajo el subsuelo de La Alameda. La instalación abrió en 2006.
