Hoy con Léleman venía pensando en… si Lim quiere o no esta vez la Copa. Que digo yo que con el equipo tan alejado de Europa esta vez va a ser que sí.
Mi sensación es que en 2019 despreció la Copa. Posiblemente le pareciera un torneo menor sin importancia o posiblemente priorizara la clasificación para Champions. O tal vez las dos cosas. En la primera lo demostró cuando decidió irse con Beckham a cenar en lugar de celebrar con todo el valencianismo la octava Copa del Rey. Y en la segunda, lo de clasificarse para Champions le va el negocio.
Y es una lástima. Es una lástima que Lim nunca se haya enamorado ni del Valencia ni del valencianismo. Ha despreciado su historia y a sus aficionados, esos que ayer se pegaban por conseguir una entrada para estar en la Final de La Cartuja. Quizá si hubiera venido más a menudo no solo habría comprendido qué significa el Valencia sino que incluso hubiera acabado por despertar en él algún sentimiento valencianista. ¿Cuantos jugadores venidos de fuera y sin ningún vínculo a priori con Valencia son ahora valencianistas? Porque el Valencia, su ciudad y su gente enganchan.
Lim, como esos futbolistas venidos de fuera, podría haber tenido el cariño de miles de valencianistas. Pero ni quiso ni quiere. Para él esto es una inversión más con la que ganar dinero y que le sirve para codearse con los Cristiano Ronaldo o Beckham de turno. Del Valencia, le da igual que se ganen más o menos títulos siempre que haya compra-venta de futbolistas con los que hacer negocio.
Tal vez por eso me imagino a Lim llamando a Beckham y preguntándole: - Oye ¿vas el 23 de abril a Sevillla? Porque si tu no vas…
