Hoy venía pensando en… lo de ADN Mediterráneo del Valencia.
Ayer nou d’octubre, día de todos los valencianos, el Valencia sacó pecho a través de sus redes sociales de la presencia de muchos valencianos en su equipo. Bajo ese lema ADN Mediterráneo que es el estandarte de esta temporada, recordaba la apuesta del equipo por el producto de la tierra…
¿Apuesta? ¿O necesidad? Porque apostar por un ADN Mediterráneo es tener un proyecto cuyo objetivo sea ese y no otro: el de potenciar la cantera. Y aunque se venda lo contrario, lo del ADN Mediterráneo viene más motivado por un “es lo que hay” que por una apuesta seria por la Academia. Si no podemos invertir porque al dueño no se sale de ahí… pues vendemos que apostamos por la cantera y todos contentos.
No. Esa no es la verdadera realidad. Que Javi Guerra o Diego López vengan triunfando en el primer equipo es responsabilidad única y exclusivamente de Rubén Baraja. Nadie más se puede colgar esas medallas. Ni el Director Deportivo, que ya lo intentó en las declaraciones al Daily Mail, ni tampoco el propio club. En un momento en que los veteranos no respondían, fue el Pipo quien decidió ser valiente y apostar por ellos. Nada de plan específico de Academia.
Y el hecho de que haya tantos futbolistas de la Academia en el primer equipo se debe solo a que el dueño ha decidido no gastarse ni un euro más en el Valencia. Y por culpa de ello, el equipo queda más debilitado que nunca.
¿Que está bien que haya tantos valencianos en el primer equipo? Está bien. ¿Qué nos gusta? Nos gusta. Pero también nos gustaría que, puestos a sacar pecho, se apostara por el Valencia pero de verdad. Y eso, hace tiempo que Lim decidió dejar de hacerlo…