Hoy venía pensando en… la fidelidad de la afición del Valencia.
Hoy ha arrancado la campaña de renovación de abonos en el Valencia. No habrá altas nuevas. Los 38.500 abonados que ya existen es la cifra máxima, entiende el club, que pueden tener dada la capacidad de Mestalla. Y es que si la afición valencianista tiene una palabra que le define a la perfección esa es la de “fiel”.
En una temporada que se auguraba como de las más difíciles y complicadas de la historia, se han batido todos los registros de afluencia a Mestalla con algunas entradas récord. El sentimiento siempre por encima de las tropelías de Peter Lim.
Normalmente los aficionados de todos los equipos se cargan de ilusión durante el verano. Es como es momento en el que uno, con los fichajes y el mercado, se engancha al enchufe para recargar la pila de la ilusión. En el Valencia suele ser todo lo contrario. Sabedores de que van a haber ventas una y otra vez y pocos fichajes con los que ilusionarse, lo normal hubiera sido un descenso de abonados. Pero el valencianista desafía a la lógica y sabedor que es el momento en que el equipo más le necesita hace todo lo contrario: aumenta el número de abonados.
Cuando decimos que el principal y mejor activo que tiene el Valencia es su afición, no lo decimos por decir. Es la pura verdad. Esa lealtad a un sentimiento, a unos colores, a un escudo queda patente en cada partido que el Valencia disputa en Mestalla. Lealtad y exigencia aunque puede que en esto último hayamos bajado un poco el listón sabedores de que en muchas ocasiones es una lucha contra molinos de viento.
Lim nunca se enamoró del Valencia ni de Valencia. Si lo hubiera hecho podría haberse convertido, a poquito que nos hubiera dado, en una verdadera leyenda. No ha querido ni nunca quiso. Él se lo pierde. Nunca sabrá lo que es ser amado por los valencianistas. Que le pregunte a Baraja…