Hoy venia pensando en… el fin de temporada del Valencia, Levante y Valencia Basket.
No ha sido un buen año en líneas generales salvo para el Valencia si nos atenemos al objetivo marcado desde principios de temporada, el de la permanencia. Porque de los 3 equipos es el único que lo ha cumplido. ¿Qué nos fastidia que ese sea el objetivo de un club como el Valencia? Casi tanto o más que nos fastidia ver en que ha convertido Lim a este equipo centenario. Pero es la realidad que tenemos que asumir no sin que por eso deseemos recuperar al Valencia de siempre, el de Europa, el de los títulos. El que da todo lo que tiene no está obligado a más. Y eso ha hecho el Valencia, dar todo lo que tiene que por desgracia es bien poquito.
Hay una palabra de la que todo el mundo huye a final de temporada. Fracaso. Si uno acude a la RAE a buscar su significado verá como uno de sus sinónimos es “decepción”. Y son muchos los que prefieren usar esta última palabra porque suena menos contundente que la de “fracaso”. Pues la temporada, por mucho que se empeñe Felipe, del Levante ha sido un fracaso. Y desgraciadamente el director deportivo-entrenador granota ya acumula unos cuantos desde que llegó al equipo. No se va, no dimite porque según él no encuentra motivos. Fichar a Nafti, mantener a Calleja, no ascender el año pasado, tener que echar a Calleja, ponerse a si mismo de entrenador y confeccionar una nueva plantilla que tampoco ha logrado el ascenso ¿no son motivos suficientes?
Y la de Valencia Basket masculino. Otro fracaso. Echar al entrenador en mitad de la temporada y caer ante Murcia en cuartos del Play-off es… otra decepción, por si queremos usar el eufemismo. Yo soy más de llamar a las cosas por su nombre. Y la verdad es que esta temporada, el deporte valenciano al menos con estos tres equipos, nos ha dado pocas o ninguna alegría. ¿Decepción… o fracaso?