Hoy venía pensando en… el miedo. Y no el de los valencianistas solo. También en el de los futbolistas.
No se puede ir al estadio del Atleti con la derrota de antemano. Y tengo la sensación que eso fue en gran parte lo que sucedió para caer 3-0 ante los de Simeone. La actitud no fue buena, como si el jugador hubiera asumido la derrota antes incluso de que el colegiado pitara el comienzo del partido. Y eso es absolutamente intolerable.
Y lo es porque el Valencia vuelve a caer en puestos de descenso. La victoria del Getafe nos lleva al parón de selecciones con el equipo antepenúltimo y lo que es peor, con todo el mar de dudas que ha generado la derrota en el Metropolitano. Ya dijo Baraja que estaba triste y decepcionado. Como todos los valencianistas.
Vale que hoy por hoy la pelea del Valencia no está contra el Atleti. No es su liga aunque no hace mucho, 2019, lo fuera. En aquel momento el Valencia iba en claro crecimiento y tal vez hubiera llegado a ponerse a la altura del equipo del Cholo. Ese era el objetivo real de Marcelino y Mateu. Hasta que Lim apoyado por su secuaz Murthy decidiera mandarlo todo a la porra.
Pero aún así no se puede consentir una actitud como la del sábado y más cuando te estás jugando lo que te estás jugando. Salir sin la intensidad necesaria que requiere un encuentro como ese te lleva a la derrota. Y no hay excusa ni justificación posible. Ni la del gol anulado a Hugo Duro por el VAR. Que vale, es verdad, seguimos sin entender porqué unas veces van, cuando es en contra del Valencia, y otras pasan olímpicamente, mayoritariamente las veces que es a favor de los valencianistas. Pero el sábado no se perdió por el VAR, se perdió por falta de actitud en el campo.
¿Lo peor? Que llega el parón y nos deja quince días comiéndonos la cabeza. Se nos van a hacer largos, muy largos y más viendo de nuevo al Valencia metido en descenso. Qué ganas tengo de que llegue cuanto antes… el tres de abril!
