Onda Deportiva Valencia

Hoy venía pensando en... ofertas, compradores, ventas y demás

Editorial en Onda Deportiva Valencia 09/05/2023

Eduardo Esteve

Valencia | 09.05.2023 16:17

Eduardo Esteve

Hoy venía pensando en… ofertas, compradores, ventas y demás.

No cabe duda que dadas las circunstancias la noticia más esperada por todo el valencianismo, el mayor deseo de todo valencianista es escuchar un día que Peter Lim ha vendido su mayoría accionarial del Valencia. A día de hoy nada nos daría más felicidad a todos que eso. Más incluso que ganar un título. La salida de Peter Lim es algo que llevamos tanto tiempo deseando que el día que se produzca, que se producirá, no acabaremos de creérnoslo.

Que hay gente interesada en comprarle su mayoría accionarial es evidente. El Valencia es un club de tanto prestigio, tanta historia y, aunque por acabar, con un importante patrimonio inmobiliario que es normal que sea muy apetecible. Incluso por encima de la deuda que acumula y las horrorosas cuentas que tiene desde que Meriton se hizo cargo de la gestión.

Aún así no vayamos a caer en los mismos cantos de sirena de hace unos años. Seamos cautos y precavidos y no aplaudamos al primero que venga. Porque ese es mi otro temor. Que venda a quien le salga de las narices y vayamos incluso a peor, aunque parece muy difícil. Por desgracia en aquella famosa venta liderada por Salvo y Aurelio no se pusieron los mecanismos necesarios para poder mantener cierto control salvo que hay que hablar con el banco si vende el 51% de las acciones.

En cualquier caso para que haya venta tiene que haber voluntad de vender. Y Lim no se baja de los más de 300 millones que pide. Su negocio ha sido redondo estos años. Solo puso 24 millones en cash, hasta los 100 lo financió a tres años sin intereses y ha ido capitalizando, es decir incrementando su patrimonio, todo el dinero que ha puesto. Por no hablar de las millonarias plusvalías de los traspasos. Como se suele decir… la banca siempre gana. Y nosotros somos los perdedores. Ojalá algún día cambie el viento y nosotros nos convirtamos en los ganadores y él en el perdedor. Se lo merece.