Hoy venía pensando en… las oportunidades.
Como la que brindó Baraja a la segunda unidad del Valencia. Eliminatorias como la de ayer solo sirven para que futbolistas con menos minutos puedan disfrutar de ellos y demostrarle al entrenador que están listos para jugar. El problema es que si la primera unidad ya va justita, de la segunda ni hablamos.
Hubiera sido un verdadero fracaso haber sido eliminador ante el Parla a las primeras de cambio. La diferencia de categoría entre ambos equipos no se vio reflejada sobre el césped. Seguro que Baraja tomó nota y aunque la prioridad es y debe ser la liga dada la situación en la que se encuentra el equipo, el Valencia por prestigio no puede tirar la Copa a las primeras de cambio.
Hasta Baraja reconoció que no se fue contento con su equipo. Ganar por un solo gol de diferencia al Parla Escuela fue estar sobre el alambre toda la eliminatoria. Y en caso de derrota el golpe anímico a un equipo tan vulnerable como el Valencia habría sido una estocada difícil de digerir.
Mientras en Manises la ilusión creció con los dos penaltis detenidos por su guardameta. Pero no pudo ser. Por momentos pensamos todos que sería el día del Manises y que esta cita que ya era histórica de por sí acabaría siendo un día muy recordado en su calendario. Pero no. Al final se impuso la lógica y David no pudo tumbar a Goliat. Honores a Santi Marín en su último encuentro con el Manises. Nadie le podrá quitar jamás la satisfacción de haber llevado a su equipo tan lejos. Ni tan siquiera el propio presidente del club…