Hoy venía pensando en… que me debato entre la pereza y la ilusión.
Hoy vuelvo de vacaciones. Y normalmente en el fútbol el verano y el descanso sirven para recargar pilas y volver a llenar de ilusión el comienzo de una nueva temporada. ¿Cuántas veces ha terminado el año futbolístico y hemos dicho eso de… el año que viene no me renuevo el pase tras una decepcionante campaña? Ese sentimiento que dura hasta que el club empieza la campaña de renovación de abonos y se va diluyendo pensando que este próximo año todo será diferente.
En el Valencia sucede todo lo contrario. Ese mercado veraniego que debería servir para volver a ilusionarte con tu equipo, con los nuevos fichajes, con creer que se va a mejorar el resultado de la temporada anterior se convierte en decepción y desilusión al ver los fichajes y en esa creencia de que este año siguiente ya no habrá milagro. En lugar de pensar que todo será mejor se piensa que la cosa irá a peor y se sufrirá más aún si cabe. Porque si, Lim lleva años llevando a este Valencia a la ruina deportiva.
Por eso me debato entre ilusionarme, no hay muchos motivos que digamos, y la pereza de tener que contar una vez más la deriva a la que está llevando al Valencia este dueño sátrapa de Singapur. En condiciones normales el partido del sábado, ante el Barcelona, debería provocarnos unas ganas enormes de ir a Mestalla… sin embargo con este Valencia lo que nos provoca es miedo, el miedo a que el Barça nos pase a cuchillo y arranquemos ya con mal pie la nueva temporada.
Aún así, toca volver a la pelea diaria y a nuestro compromiso con vosotros de contaros de forma independiente, si independiente, lo que será una nueva temporada. Y aquí estamos…