HOY VENÍA PENSANDO EN… que me gustaría ya hablar de deporte pero no puedo.
Me gustaría hablar de fútbol y no puedo, me gustaría hablar de baloncesto y no puedo, me gustaría hablar de voleibol y no puedo, me gustaría que todo fuera normal pero no lo es. Y no lo es porque cada vez que uno ve imágenes de lo que tiene a su lado a apenas unos kilómetros cruzando el nuevo cauce del Turia se le encoge el alma.
Ha pasado ya una semana y seguimos sin ningunas ganas de hacer un programa normal, de deportes como solía ser este Onda Deportiva Valencia. No se cuándo volverá a suceder, lo de hablar de deportes, pero lo que sí sé es que miles de valencianos van a tardar mucho tiempo en poder recuperar la vida que tenían antes del pasado martes. No estamos preparados para asumir y vivir situaciones como esta. Cuando nacemos nadie nos prepara ni nos da un libro de instrucciones sobre cómo afrontarlas. Y es terrible. Más de siete días después continúa siendo terrible ver a gente que lo ha perdido absolutamente todo por no hablar de aquellos que no van a volver.
Hace unos días me hice el propósito de intentar que este espacio fuera un lugar de esperanza y no de tragedia. Quería destacar cosas positivas por encima de las negativas. Pero es difícil cuando uno echa la vista atrás y rememora esas imágenes terribles que nos dejó aquel martes y que aún hoy nos deja cada vez que encendemos la televisión o entramos en cualquier red social. Es desolador, muy desolador.
De verdad que no se cuando volveremos a hablar de las altas y bajas del Valencia o del Levante o de si el Valencia abandona la posición de colista o el Levante consigue el añorado ascenso. Tal vez pasen muchos días más y por eso pido disculpas a los oyentes, a ti que estás al otro lado de la radio. Pero se necesita tanta tanta ayuda aún que apagar el foco y ponernos a hablar de otra cosa es tan ridículo como irresponsable…