Hoy venía pensando en… que, con perdón, estamos en la mierda.
No me gusta utilizar palabras malsonantes pero esa es la realidad actual del Valencia. Caer derrotado en Mestalla ante el que era colista y que llevaba sin ganar un solo partido desde el mes de febrero y caer a la última posición de la tabla habiendo sumado solo 6 puntos en 10 partidos no se le puede denominar de otra forma. Estamos en la mierda, tocado y hundidos. La de anoche en Mestalla fue una de esas noches difíciles de digerir para el aficionado valencianista. Quien más quien menos habrá dormido poco pensando que su equipo se va al abismo. Cuesta abajo y sin frenos.
Pero llegados a este punto hay que preguntarse… y ahora que? Que hacemos? Nos cargamos a Baraja y lo fiamos todo a la llegada de un nuevo entrenador? Quemamos la falla y apuntamos directamente a los futbolistas? Seguimos insultando a Peter Lim, que se lo merece, quien seguramente anoche durmió a pierna suelta? Seguimos aumentando la crispación hasta que todo salte por los aires? Muchas de estas preguntas me las hacía de camino a casa desde Mestalla y la verdad es que no tengo respuesta.
El cuerpo me pide una cosa y la cabeza otra. El cuerpo me pide mandarlo todo a freír espárragos, por no seguir siendo mal hablado, y la cabeza me dice que lo mejor es seguir el mensaje de Baraja, el de estar ahora más unidos que nunca. Si seguimos echando gasolina al incendio lo más normal es que crezca hasta que sea imposible apagarlo, mientras que si tratamos de mantener la calma y tomamos las medidas necesarias aún queda mucha temporada por delante como para solucionarlo.
No sé si os pasará lo mismo que a mí. Es como el doctor jeckyll que trata de buscar soluciones ante un mister Hayde que le pide bajar los brazos y mandarlo todo a tomar viento. Lo que sí tengo claro es que todos compartimos ese sentimiento de rabia, desazón, tristeza, impotencia, amargura y dolor de ver cada partido al Valencia. Y es que en eso nos han convertido, en un dolor sumido... en la mierda…