Hoy venía pensando en… la rabia que sentimos ayer.
Rabia por ver como al Valencia se le escaparon dos puntos en su visita a San Mamés. En el último suspiro, en el último minuto. Antes de partido todos hubiéramos firmado un empate ante el Athletic. En el 94 de partido, no.
El equipo de Baraja hizo muchas cosas bien ante los de Valverde. Es verdad que Mamardashvili hizo alguna que otra parada espectacular, pero también lo es el hecho de que el Valencia le jugó de tú a tú a un equipo más hecho y en un campo tan difícil como lo es San Mamés. Era algo que se le pedía. Las buenas actuaciones en Mestalla no se habían visto correspondidas en los partidos disputados fuera de casa. Hasta ayer.
Se puede decir que esos chavales, esos que matan en el campo por su entrenador y que siguen a pies juntillas lo que éste le dice, se hicieron mayores en la Catedral. No se arrugaron en ningún momento y tiraron de desparpajo y valentía para plantar cara a los leones. Solo un fallo en el instante final les privó de la que hubiera sido una gran victoria.
Pepelu y Javi Guerra siguen dando lecciones en el centro del campo valencianista apoyados por la velocidad y desequilibrio de Fran Pérez y Diego López en las bandas y la definición, este año sí, de Hugo Duro. Sé que es difícil dado el nivel que hay, pero hoy por hoy, tanto Pepelu como Javi Guerra tienen nivel de selección. No estaría mal que Luís de la Fuente se acordara de ambos en la próxima convocatoria.
Y el entrenador. Poco a poco Baraja ha ido demostrando que es capaz de sacar petróleo de lo poquito que le han dado. Tal vez por eso mi rabia, además de por el resultado, se extienda al pensar que sin con lo que tiene es capaz de hacer esto… ¿qué sería capaz de hacer si de verdad se apostara por invertir deportivamente en el equipo?