Hoy venia pensando en… el último partido de la temporada en Mestalla.
La cifra oficial habló de 36.138 aficionados en Mestalla. El dato no es real porque muchos ticaron el pase y decidieron quedarse fuera secundado el movimiento de vaciar Mestalla. Dentro se quedaron unos 20.000 valencianistas. ¿Éxito o fracaso de la convocatoria?
Para mí ni lo uno ni lo otro. Ya lo dije antes. Tan valencianista es el que se quedó fuera como el que decidió entrar al campo. Lo que se me preocupa es la división que pueda haberse generado. Porque la unión hace la fuerza y cuanto más unidos estemos ante el mismo enemigo, Peter Lim, más fuerza tendrá la afición. Ni me gustaron las recriminaciones de un lado ni del otro. Porque además pienso y creo firmemente que no hay ni un solo valencianista que avale la gestión de Lim y estoy absolutamente convencido que si le hubiésemos preguntado a los que entraron el 100% desea la marcha del máximo accionista. Pensar lo contrario sería absurdo.
Quien me conoce sabe que nunca he sido de repartir carnets de ningún tipo y quien nos sigue desde hace años sabe que aquí jamás defendimos la llegada de Lim y aún menos ahora después de todos los desmanes que ha hecho en sus diez años de historia en el Valencia. Entiendo la imagen que se buscaba con el vaciado de Mestalla al igual que entiendo a quien decidió entrar para despedir a los de Baraja en una temporada en la que no podemos quedarnos con el sabor amargo de un final tan triste como haber sumado un punto de los últimos 15 disputados.
Y ya lo dijo el mismo Baraja. La de ayer fue una tarde para olvidar por muchos motivos, lo único que no hay que olvidar es que entrasen los que entrasen o se quedasen fuera los que se quedasen, todos, unos y otros, quieren, desean y anhelan… la marcha de Lim…