Hoy venía pensando en… los viajes a Singapur
Que Corona se va, una vez más a Singapur, para verse las caras con Peter Lim. Y mi pegunta es ¿sirven para algo? ¿de verdad vale la pena hacer 15.000 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para.. nada? Porque los hechos así lo demuestran. Todo el que ha ido a ver a Peter Lim ha sido engañado de manera sistemática. Al menos así ha sido para los últimos entrenadores.
Me preguntaba porqué es necesario hoy en día, con la tecnología que tenemos, tener que desplazarte tantos kilómetros. Algunos dicen que es una cuestión de cultura. A los asiáticos les gusta que vayan a su casa a rendirles pleitesía. Y a eso va Miguel Ángel Corona, no nos engañemos. A rendir pleitesía al dueño y señor del cortijo.
Corona va a ver a Peter Lim para hablar de entrenadores. O eso dicen. No estoy seguro, o quizá sí, de lo que pueda pintar la opinión del director deportivo a la hora de hablar de entrenadores. Ya sabemos que Lim acabará haciendo lo que le dé la gana. Lo viene haciendo los últimos años en el Valencia. El sumum fue cuando eligió a Gary Neville para el banquillo valencianista. Aquello sí fue un chiste, una broma de mal gusto.
Mientras no paran de vincularse nombres de entrenadores al Valencia. Que si Marcelo Gallardo, que si Baraja, que si Vicente Moreno… cualquier entrenador sin equipo es susceptible de salir en las quinielas. Aunque sus estilos sean totalmente opuestos. Es lo que tiene no saber ni cual es el proyecto ni hacia donde se quiere ir.
Tengo toda la semana a Victor Lluch diciéndome que hable con mi amigo Rafa. Que le llame a Liverpool, que le convenza de venir a salvarnos, que el Valencia le necesita. ¿De verdad creéis que sería capaz de intentar convencerle de venir? ¿Para qué? ¿Para que Lim le engañe y le maltrate como a tantos otros entrenadores? ¿para que se juegue su prestigio para salvar a Lim de la situación en la que él solito nos ha metido? Os digo una cosa porque lo sé, como buen valencianista sufre con lo que está pasando. Recientemente me dijo “tranquilo Eduardo que no vais a bajar”. Pues ni su optimismo me convenció aunque sea casi “palabra de Dios”.