Ha explicado que esa noche su hija, que se puso a ejercer la prostitución para poder abrir un centro de belleza con ella, le mandó un mensaje y le dijo que estaba con un cliente en Manuel. Le envió la ubicación. Al día siguiente, cuando se despertó, le mandó varios mensajes a su hija pero no le contestaba. Tampoco cogía el móvil. A mediodía le volvió a mandar un mensaje y le pidió que le dijera algo porque estaba preocupada, pero tampoco obtuvo respuesta. Dejó pasar el día y el viernes por la tarde, día 8, acudió a Manuel, hasta la ubicación que le había enviado su hija.
El acusado le abrió la puerta y le dijo que no conocía a Marta. Regresó a su casa y el domingo se fue a la Policía a denunciar la desaparición. Ha contado que los agentes no le hicieron caso al contar que su hija era prostituta. Tres semanas después le llamaron para contarle que el acusado había confesado haber descuartizado a Marta.
El juicio se sigue contra Jorge Ignacio P.J., por el supuesto asesino de su Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, y de intentarlo con otras ocho mujeres más en el periodo de 15 meses, desde verano de 2018 hasta el 7 de noviembre de 2019. Jorge Ignacio se enfrenta, tal y como reclama Fiscalía, a 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual --tres de ellos como medio necesario para un delito de homicidio y siete para un delito de lesiones--; y un delito contra la salud pública. Por su parte, los padres de Marta Calvo, quienes ejercen en el procedimiento como acusación particular, piden para el acusado la prisión permanente revisable. Las otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta pena. La defensa reclama la absolución.