En la farmacia de Almiserà, un pueblo de 279 habitantes del interior de la provincia de València, además de medicamentos, también se pueden comprar libros en una iniciativa que su farmacéutica, Matilde Soler, describe como “medicina para el cuerpo y medicina para el alma”.
Matilde lleva esta farmacia desde 2005 y explica que, una vez logró controlar correctamente la gestión de la farmacia del pueblo, decidió incluir una librería ya que le gusta leer y veía que en los pueblos pequeños se quedan “un poco aislados” de la cultura literaria.
Soler explica que cuando no puede solucionar el problema con medicamentos o con un consejo farmacéutico, le gusta pensar que puede ayudarles anímicamente recomendando una lectura. Está especializada en la literatura infantil en valenciano, para animar a los niños a leer desde pequeños, pero también tiene libros sobre geografía local, fauna, flora, gastronomía o senderismo.
Admite que “no es sencillo” y que empezar un negocio desde cero en un lugar así no es fácil, ya que cuando en las zonas rurales se pierde algún servicio “cuesta mucho que se vuelva a restablecer”.