El Valencia aprobará el próximo 14 de diciembre sus cuentas en la Junta General de Accionistas. Las de la pasada temporada con unas pérdidas de 7 millones de euros y el presupuesto de esta misma campaña. Los recortes en gastos hasta encontrar el equilibrio (lo que hoy en día se llama sostenibilidad) es la premisa que va a seguir el equipo valencianista al menos durante dos o tres años más.
De la temporada 2021-2022 a la 2022-2023 ya se produjo un recorte en gasto de personal deportivo de 10 millones de euros. Y esta misma temporada, Peter Lim ha dejado de gastar casi 11 millones de euros de FPF tratando de encontrar ese equilibrio entre los gastos y los ingresos para no seguir generando año tras año pérdidas. La reducción de gasto de personal deportivo supera los 14 millones con respecto a la campaña 2022-2023
Queda claro por otra parte que Lim no está dispuesto a aportar más dinero en el club. El pasado diciembre volvió a prestar dinero, 35 millones de euros, que de momento no ha capitalizado como ha sucedido con los anteriores préstamos. En total desde 2014 ha hecho aportaciones por 190 millones de euros de los que ha capitalizado (cambio por acciones) un total de 155 millones.
Mientras se sigue reduciendo la inversión en fichajes. En el ejercicio 2022-2023 fichó por valor de 14 millones y vendió por un total de 60 millones. Y para el presupuesto de esta temporada se contabilizan ventas por valor de 24 millones ya casi cubiertas con los traspasos de Yunus y Racic. Y no parece que esta tendencia vaya a cambiar.
Así que el Valencia ha renunciado a crecer como club en el terreno deportivo. Una línea descendente en la inversión de fichajes y en el coste de plantilla hace albergar pocas esperanzas de que el club vuelva a Europa donde podría conseguir ingresos extra como los 60 millones del último año que participó en Champions. De hecho la presidenta Layhoon, que habló de sostenibilidad, dejó claro que el objetivo es la permanencia.
Con todo esto, los valencianistas fían su crecimiento a tener finalizado el nuevo Mestalla. La construcción del nuevo estadio sí podría suponer un aumento importante de los ingresos que llevara aparejado poder disponer de más dinero para gastar.
Ahora mismo el Valencia sigue tramitando la licencia de obras y su intención es, en cuanto la tenga aprobada, recomenzar las obras tal y como se les ha pedido desde el Ayuntamiento. El club mantiene que además de los 80 millones del fondo CVC (que ya se van descontando de los derechos audiovisuales aunque no haya podido gastárselos) podría disponer de 35 millones con la venta del terciario del nuevo Mestalla a Atitlán junto con poder conseguir un préstamo puente para cubrir la cantidad que faltaría hasta los 170 millones de euros en los que presupuestan que podría costar acabar el nuevo Mestalla. Con estas cuentas, la salvación del Valencia pasaría sí o sí por tener ese estadio acabado y en funcionamiento.