La V-31, la autovía de entrada y salida a València, conocida como Pista de Silla, muestra todavía los daños de las inundaciones del pasado 29 de octubre, sobre todo en los polígonos industriales que se suceden en uno de los lados de la carretera. Según cifras de la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval), al menos 50 áreas de este tipo han sido afectadas tras la DANA.
Han pasado 35 días y todavía se pueden ver coches destrozados en los arcenes, en algunos incluso se puede observar césped que ha brotado del barro acumulado en el capó y en la parte superior.
La actividad en los concesionarios que han podido abrir se basa en un ir y venir de clientes en busca de un coche. El de Ramón, vecino de Alcàsser, se lo llevó el agua mientras trabajaba en el polígono industrial de Catarroja: "He podido arrancarlo, pero el embrague está estropeado y las ventanillas no bajan. Estoy esperando a que el seguro responda para poder comprar uno nuevo. Lo necesito para trabajar".
Hay dos realidades que conviven en esta zona y en la de los municipios afectados por la riada: comercios que han podido abrir y otros que no. "Llevamos dos semanas dando servicio, pero hemos tenido que cambiar el suelo, pintar las paredes y pedir género nuevo. El agua alcanzó 1,70 metros y no pudimos salvar nada", ha explicado Gloria, responsable comercial de una tienda de muebles de Alfafar, a Onda Cero.
Por su parte, Luisa, responsable de una tienda de juguetes de Sedaví, relata la cara B de la recuperación. "Estamos trabajando sin parar y todavía queda mucho por hacer", ha apuntado mientras sostiene una manguera en las manos.
Tanto los que han levantado la persiana como los que no coinciden en reclamar "más inversión" para adecuar la zona industrial y comercial.