Con la reconstrucción del pueblo volvió a instalarse un nuevo reloj en 1844, aunque esta vez en la torre del Ayuntamiento, que fue sustituido en 1904 por uno comprado a la empresa del maestro relojero de Cuenca, Lorenzo Redondo Bonilla. Su maquinaria (que actualmente está inexplicablemente inutilizada, ya que se sustituyó por un sistema electrónico) es de mediados del pasado siglo y fue comprada a la empresa Manufacturas Blasco de Roquetas.
Su mantenimiento fue llevado a cabo por Patricio Zammit Botella hasta 1932, pasando después a ocuparse de esta labor José Mª Follana, propietario del estanco y la peluquería que actualmente ocupa Caja Murcia.
En 1979 se sometió a una completa restauración y finalmente fue trasladado a la Iglesia cuando fue derribado el antiguo Ayuntamiento.
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